La frontera entre La Línea y Gibraltar ha sido escenario del caos más absoluto a primera hora de este viernes. Desde primera hora, las autoridades tanto españolas como gibraltareñas han comenzado a pedir los pasaportes, respectivamente, a los residentes en el peñón que querían entrar en España y a los trabajadores transfronterizos, ocasionando esperas superiores a una hora en la entrada al Peñón y motivando que muchos trabajadores españoles en la Roca llegasen tarde a sus trabajos o directamente se marchasen de vuelta a casa para intentar teletrabajar.
La situación se veía venir desde hace unos días tras las crecientes tensiones entre España y Gibraltar. Por un lado, el incidente con los viajeros del vuelo British Airways que tuvo que ser desviado a Málaga (los viajeros no pudieron pasar a territorio español por un posible exceso de celo de las autoridades españolas; por otro, la presión ejercida por el ministro Albares a Londres para que llegase a un acuerdo antes de la aplicación -antes fijada a partir del 10 de noviembre, ahora sin fecha- de los nuevos controles Schengen, que obligaban a los residentes gibraltareños a pasar por controles más exhaustivos como extranjeros en la UE y a pasar un máximo de 90 días por cada seis meses en territorio nacional español; y, ya por último, si creemos la versión dada por el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, el anuncio recibido por el Peñón a las 23.00 horas del jueves de que España comenzaría ya unilateralmente en la mañana del viernes a pedir los pasaportes a los residentes del Peñón, lo que rompería los acuerdos temporales para flexibilizar las medidas de control entre ambos países y habría 'obligado' a Picardo a hacer lo propio.
Según explicaba el alcalde de La Línea, Juan Franco, en rueda de prensa este mismo viernes, la comisaría linense se llegó a colapsar a primera hora por la llegada continua de trabajadores españoles en Gibraltar para tramitar de urgencia sus pasaportes y poder pasar al otro lado de la Verja. El primer edil linense llegó a hablar de "una bomba que nos ha explotado en las manos", se quejaba de que su teléfono "echaba humo" desde esta mañana y de que nadie le daba información, al tiempo que recomendaba a todos los linenses sacarse el pasaporte por lo que pudiera pasar.
A su vez, el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, era el primero en reaccionar a lo ocurrido públicamente pidiendo al gobierno gibraltareño que "no utilice a los trabajadores españoles transfronterizos como rehenes para ejercer demostraciones de fuerza en el marco de las negociaciones".
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