De la soleada Maspalomas a la fría Kiev. Es el trayecto que el expiloto de rallies y apasionado del ultramaratón Paco Molina ha hecho ya tres veces en furgoneta para entregar al pueblo ucraniano la ayuda humanitaria que su asociación, Karuna, reúne con fondos del Cabildo de Gran Canaria.
“Esta vez he traído dos mil kilos de material quirúrgico y médico que hemos entregado al ejército”, cuenta Molina a EFE en el bar de su hotel en Kiev, horas antes de emprender un camino de regreso entre dos de los puntos más alejados de Europa que no parece suponer un problema para el expiloto.
“Tardo entre tres o cuatro días”, dice sobre el tiempo que necesita completar el viaje entre la capital ucraniana y Huelva, desde donde la Naviera Armas le ofrece un pasaje gratis para que regrese con su furgoneta a la isla de Gran Canaria.
Preguntado por la dureza de un viaje tan largo, el expiloto de rallies no parece ver la distancia como un problema, y destaca el placer que es para él conducir por las autopistas -“siempre que es posible con peaje, porque son más seguras”- europeas, en especial las de Alemania, “donde no hay límite de velocidad”.
Orígenes en la pandemia
Nacido en 1960 en la localidad inglesa de Saint Albans, en el seno de una familia de emigrantes españoles que al poco tiempo regresó a Algeciras, Molina llegó con 18 años a las islas, donde se dedicó a la industria de la hostelería y corrió en competiciones como el campeonato de Rallies de Tierra de Gran Canaria.
Molina fundó Karuna, un concepto del hinduismo y el budismo que puede traducirse como “compasión”, para ayudar a quienes habían perdido el trabajo en su pueblo adoptivo, San Bartolomé de Tirajana, donde también ha sido concejal.
San Bartolomé está situado en la isla de Gran Canaria. La conocida localidad turística de Maspalomas está situada en su término municipal.
“Allí se vive mucho del turismo y mucha economía sumergida, y toda la gente que perdió su trabajo y no tenía contrato se quedó sin ingresos ni ayudas”, explica Molina en el barrio de Podil de Kiev.
Karuna empezó a repartir comida y productos básicos a esas personas, y hoy cuenta con cerca de 70 voluntarios que, con la ayuda del ayuntamiento y de la furgoneta con la que Molina ya ha hecho tres viajes a Ucrania, dan servicio cada mes a unas dos mil personas en situación de vulnerabilidad o exclusión social.
De La Palma a la guerra de Ucrania
La asociación de Molina también participó en las labores humanitarias para atender a los damnificados por la erupción, en septiembre de 2021, del volcán de la isla canaria de La Palma. Unos meses después, el 24 de febrero, el ejército ruso comenzaba su guerra de invasión a gran escala de Ucrania.
A las pocas semanas, Molina y uno de sus colaboradores hicieron su primer viaje en furgoneta hasta el oeste de Ucrania, donde entregaron la ayuda humanitaria a una oenegé local.
En su segundo viaje, en abril de 2022, las cosas se torcieron al haberse quedado sus socios ucranianos sin dinero para gasolina, lo que obligó al fundador de Karuna a buscarse la vida. Sorteando las dificultades idiomáticas, Molina consiguió hacerse entender y darle el cargamento al ejército.
Refugiada y copiloto
Para evitarse estos problemas, el expiloto ha establecido conexión directa con las fuerzas armadas de Ucrania, y este mes de febrero completó su tercera misión llegando hasta la misma capital acompañado por Rebeka Parshutina, una refugiada ucraniana radicada en Tenerife que le ha hecho de copiloto y de traductora.
Una de las cosas que más ha impresionado a Molina de su última visita a Ucrania ha sido conocer y compartir raciones de comida con los hombres y mujeres de uniforme que defienden a Ucrania en esta guerra. El ambiente militar le recuerda al fundador de Karuna su tiempo en la mili.
Ver a personas sin techo pasar el frío invierno ucraniano en las calles y los pasos subterráneos de Kiev también le ha hecho ver por qué Karuna tiene tanto trabajo en San Bartolomé de Tirajana, donde se establece, procedente de toda España, mucha gente sin posibilidades de alquilar o comprar una casa.
“Allí tenemos un clima cálido durante todo el año”, dice Molina.
“Esto les permite dormir en la playa, y como hay tanto turismo y tantos restaurantes a los que les sobra comida, también tienen más acceso a alimentos que en otros lugares”, señala el expiloto sobre una realidad de la isla que ha entendido a más de 5.000 kilómetros de distancia.
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