Hace pocos días saltaba en la prensa provincial la noticia del hundimiento del tejado del ábside de la iglesia de San Miguel. Ese hundimiento es consecuencia de una situación de abandono y despreocupación largamente denunciado por diferentes colectivos culturales como Amigos de los Iberos, Iniciativas, andamios para las ideas o IUVENTA, entre otros. Tan largamente anunciada está su amenaza de desaparición, que fue incluida en la Lista Roja del Patrimonio.
Las razones de su inclusión en dicha Lista Roja fueron: “Presión urbanística y abandono administrativo y social. Presencia de humedades por problemas en la cubierta y en la cimentación. Abandono con el consecuente descontrol de la vegetación y expolio”.
El Ayuntamiento ha respondido rápidamente y ha anunciado la inclusión de este espacio en la próxima convocatoria de ayudas del 1,5 % Cultural y una intervención “lo antes posible” tras los informes que se están realizando. Una intervención de urgencia que debemos ver en uno o dos meses, dado que las lluvias del invierno pueden afectar gravemente a todo el conjunto.
Aunque en gran parte desaparecida, de la iglesia se conservan restos de interés como el mencionado ábside y su cripta, un muro de la sacristía, parte de una torre e incluso una capilla lateral. Su portada se conserva perfectamente y se exhibe en el patio central del Museo de Jaén. Estos restos están embutidos en la manzana de viviendas (y ruinas) entre las calles Misericordia, Escalerillas y plaza de San Miguel.
Durante muchos años se nos hicieron promesas y promesas hasta que en 2010 se anunció a bombo y platillo su restauración con una subvención de la “Iniciativa Urbana Regional”. Dicha restauración, incluyendo expropiación de casas, serviría para ubicar en esos espacios el Archivo Histórico Municipal.
Pero a lo que voy. Viendo estos días el tejado hundido, recordando las dilatadas reivindicaciones que llevaron a su inclusión en la mencionada “Iniciativa Urbana Regional”, reflexionando sobre el fracaso de ubicar finalmente allí el Archivo Histórico Municipal y, para colmo, saber ahora que ese Archivo Histórico era más bien un Vertedero Histórico... no hace falta decir más. Con menos ya sería un escándalo en otras ciudades.
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