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Trasplantes

El pasado 27 de noviembre tuve el privilegio de presentar a Javier de la Torre Moreno, como ponente de la Charla “Mi Donante y Yo”...

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El pasado 27 de noviembre tuve el privilegio de presentar a Javier de la Torre Moreno, como ponente de la Charla “Mi Donante y Yo”. Javier es un jaenés que cuenta con una experiencia vital muy impactante y que sigue vivo gracias a un trasplante de hígado del que, justo ese lunes, se cumplieron seis años. En el acto también participaron la diputada de Juventud, María Ángeles Leiva, y la doctora en Medicina, Carmen Espín.


Javier, Javi para los amigos, era una giennense más, que desarrollaba su vida cotidiana inmerso en cuestiones familiares y laborales hasta que, en el año 2009, se le diagnosticó una cirrosis y se le ofreció, como única alternativa para seguir con vida, un trasplante de hígado.
Es difícil imaginar la crudeza de ese momento pero, lo que continuó, no debió ser menos duro. Dos años después, en 2011, tras la infructuosa espera de un hígado compatible, se le anuncia que, ante la gravedad de su estado, se procedería a sacarle de la lista de espera para su trasplante. Afortunadamente, al mismo borde ya de ser borrado de esa lista y, por tanto, de su desahucio vital,  llegó casi milagrosamente el órgano compatible que habría de salvarle la vida.
Javi resurgió de sus propias cenizas, como un Ave Fénix, y volvió a recuperarse y a ser capaz de desarrollar una vida normal pero… mejorado. Él mismo, en un magnífico reportaje realizado por Miguel Ángel Contreras y publicado en el Diario Ideal, expresó, hace años, que: “El trasplante no sólo me ha dado la vida, me ha hecho mejor”.


Ésta última frase encierra, por sí sola, una enseñanza inconmensurable. Nos muestra la capacidad de Javier de la Torre, en particular, y del ser humano, en general, de sacar un aprendizaje y una experiencia positiva de la que puede ser la peor de las pesadillas, al mismo borde de la muerte.  Así fue como su terrible experiencia le llevó a implicarse activamente en diferentes movimientos sociales, a difundir la importancia que tiene la donación de órganos y, en definitiva, a ser más humano y más persona, más solidario.  Javi es el ejemplo tangible, del ser humano capaz de optimizar los peores momentos de su vida.


De las peores pesadillas, a veces, salen los mejores sueños. Dicen los sefardíes que “kuando muncho eskurese, es para amaneser”. La Humanidad necesita conocer estas experiencias vitales, y si son transmitidas por sus propios protagonistas, mejor aún, pues su valor se torna incalculable.
Javi, sigue con esa fuerza ejemplar y gracias. Te deseo una larga vida, y que yo la vea.

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