Cámara Baja

El Misterio de Elche

Si hay algo de lo que estoy profundamente convencida y que continuamente reivindico, como portavoz de Cultura en el Congreso, es la capacidad de cohesión social

  • Congreso de los Diputados. -

Si hay algo de lo que estoy profundamente convencida y que continuamente reivindico, como portavoz de Cultura en el Congreso, es la capacidad de cohesión social que posee la cultura. Un punto de encuentro, de reflexión, de libertad, donde podemos reconocernos todos, sin excepción. Pero además de ser instrumento social, “La cultura es el ejercicio profundo de la identidad”, como decía Cortazar. Y será porque Julio era un apasionado de Salinas y Cernuda, que a través de su amplia producción literaria es capaz de unir continentes bajo el invisible hilo de sus letras. Una cultura, la iberoamericana y la española a las que nos une nuestra arma más poderosa, el español, lengua compartida por más de 400 millones de personas y que nos permite seguir acercando nuestros países, nuestras economías y nuestra historia, y que será el protagonista del Congreso Internacional de la Lengua Española que organiza el Instituto Cervantes coincidiendo con su 30 cumpleaños en Perú. (Por cierto, una de nuestras entidades más interesantes a la que se le rebaja un 8% su presupuesto para el 2022)

En este momento político, en el que la lucha por los territorios y la fragmentación sigue estando en los argumentarios de demasiados grupos políticos de nuestro país y que estamos constatando en la actual tramitación de la ley de presupuestos generales, la cultura es un pegamento indisoluble, por mucho que intenten manosearla con contenidos ideológicos, poniendo en guerra todas las lenguas que tenemos la suerte de atesorar en España o con castigar a regiones, como Andalucía, a la que se le ha reducido el presupuesto para cultura en más de 6 millones de euros y donde las inversiones culturales para la ciudad de Granada directamente han desaparecido.

Y este sentido de identidad y de cohesión social, lo he vivido en primera persona el 1 de noviembre en El Misteri de Elche, declarado monumento Nacional en el año 1931 -cuando ni siquiera se tenía muy claro el concepto de Patrimonio Inmaterial- y protegido por la UNESCO desde el 2001. Un auto sacramental de una impresionante belleza, que todos los años se representa con grandes voces amateur, y muchas horas de trabajo. Además de hacernos disfrutar a quienes por primera vez asistimos asombrados a los artilugios que descienden de las bóvedas de la Basílica de Santa María, el Misteri posee una intensa formación coral que reciben cientos de niños y niñas a través de su escolanía. Pues a este Patrimonio Único en el mundo, rodeado de Palmeras, el Ministerio de Cultura también lo ha eliminado de sus presupuestos.
En estos días, donde el Misteri deja a un lado a dráculas y momias, he sentido esa identidad y esa unión entre la Comunidad Valenciana y Andalucía de la que nos hablaba Cortazar.

No solo porque la madre de Deu de los ilicitanos me resultará familiar por su parecido fernandino con la patrona de Sevilla, la Virgen de los Reyes, o la Virgen del Rocío, a la que ya le queda menos para volver a la aldea y acoger a los millones de peregrinos que la visitan. No solo porque hubiera momentos en los que el Misteri me transportara a la subida Asuncionista de Cantillana. No solo por participar en una procesión rodeada de grandes amigos que me hizo sentir como en casa, Sevilla y cerca Del Valle. Fue la sensación de formar parte de la historia de España que nos une a todos, y que con nuestras diferencias y particularidades, dignas de conocer, configuran el elemento distintivo de nuestra país, lo que nos identifica como pueblo dentro y fuera de nuestras fronteras, la Cultura Española.

Gracias a Pablo, a Sergio y al resto de amigos por darme la oportunidad de descubrir el Misteri d’Elx. Os esperamos en Andalucía.

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