Acabamos de dejar atrás la Semana más esplendorosa del año (aunque, en esta ocasión, haya derramado mucha agua aunque no tanto como salieron de los ojos de los cofrades onubenses según iban anunciándose la suspensión de los desfiles penitenciales) y ya estamos pensando en el futuro más inmediato que nos aguarda a los onubenses.
Ya el pasado domingo, El Prado de Osma se llenó de los primeros romeros del año que acudieron a rendir pleitesía a una de las Reinas del Andévalo, a la Virgen de Piedras Albas y, durante unos días, han disfrutado de su tradicional romería con la que se abre el calendario en nuestra provincia, La gente de Villanueva de los Castillejos y El Almendro han disfrutado y gozado mientras, por mi parte, recordaba a mi hermano José María Martínez Macarro que me hizo conocer a fondo estas jornadas camperas.
Y, a partir de ahora, cada fin de semana, nuestros pueblos bullirán con sus respectivas romerías. Unas más importantes que otras por el tamaño que no por la devoción popular donde en todas las partes es enorme. Podíamos hacer una letanía de las advocaciones de la Virgen que recibe culto en los lugares más recónditos pero siempre con un espacio suficiente para poder llegar, a ser posible en caballerizas, y lucir el típico traje de la zona. Ejemplos hay muchos y los medios de comunicación se encargan de darlos a conocer, así como las peculiaridades de cada una de nuestras romerías.
En algunas poblaciones, el motivo de estas romerías no es la veneración de una Virgen sino la Santa Cruz y es en el mes de mayo cuando tiene su apogeo principal mientras que en otras localidades celebran de forma más modesta las Cruces de Mayo. Algo que desgraciadamente se ha ido perdiendo en la capital, donde hace dos décadas hubo un movimiento importante en desarrollarlas y, desgraciadamente, se ha quedado en nada, Como ejemplo, ahí tienen varias Capillas cerradas a cal y canto, sin actividad alguna, cuando en otro momento tuvieron una gran aceptación popular y hasta contaban con un desfile por las calles de nuestra ciudad de las varias decenas de Cruces afiliadas.
Las Cruces de Mayo que se celebraban en colegios, salones, etc. también han pasado a la historia y, salvo alguna que otra excepción, de aquellas de hace unos años solo queda un sábado por la tarde y en una buena placita donde montar unos mostradores, un reproductor de sevillanas y mucha cerveza fresquita para decir que estamos ante una Cruz de Mayo.
Así transcurrirán las próximas semanas hasta llegar a la eclosión de las romerías, la del Rocío, la que reúne a gente llegadas de todo el orbe y que han hecho célebre la afirmación de que en la Aldea ese fin de semana hay un millón de personas, como se viene diciendo dede hace dos décadas. O actualizamos la cifra o en El Rocío ocurre un fenómeno: aumenta el número de personas pero la cifra permanece inalterable.
Durante todo el año, los rocieros se están preparando para esta gran cita. Una preparación espiritual, como es la participación en la Peregrinación Anual de su respectiva Hermandad o los actos previos a la salida hacia la Aldea (Triduos, trasladaos, Misa del Alba, etc), como una preparación más material como es la búsqueda de la casa para la peña, del alquiler de los caballos, de los trajes de gitana que se estrenan (y que ha dado hoy día paso a una nueva industria y a un nuevo fenómeno como es la moda flamenca. Por cierto, ¿cuánto dinero moverá a lo largo de todo un año?
El calendario avanza y nuestras vidas dan un giro buscando la alegría que nos trae la primavera. Y, como mejor sabemos hacer, nos vamos al campo, con el pretexto de honrar a la Virgen María en sus múltiples denominaciones, y a disfrutar con nuestra gente querida, con nuestros productos y con la naturaleza. Por eso ya es primavera, y no solo en El Corte Inglés.