Con los informes del Banco de España, del Instituto Nacional de Estadística, del Fondo Monetario Internacional, de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico la conclusión es: susto o muerte. Con ese miedo metido en el cuerpo de los ciudadanos, la tasa de ahorro en el primer trimestre del año en España -el país de los gastadores y “derrochadores”, frente a los “frugales” y ahorradores del norte de Europa- ha subido más que nunca. Realmente no se había producido una subida del ahorro familiar tan alta desde 2003. Es previsible que en el futuro -a pesar de los Erte- suceda un fenómeno similar, debido a la incertidumbre generada por la pandemia.
La vida sigue y la esperanza es más necesaria que nunca. Hay dos motivos evidentes para romper ese binomio de susto o muerte. Ayer la canciller Merkel asumió la presidencia de turno de la Unión Europea y la refuerza para poder empujar en el sentido que acordaron ella misma y Macron, con el acuerdo de España e Italia para el plan multimillonario de reconstrucción. La otra es la apertura de fronteras, escenificada ayer en la frontera hispano-portuguesa. Se han puesto demasiados huevos en la misma cesta. El turismo no puede ser el único eje económico del país. Hoy necesita incentivos que no se le puede negar. El futuro, sin embargo, exige una imprescindible diversificación económica que no se vea afectada por la inestabilidad de un atentado o un rebrote de pandemia.
Los empresarios han celebrado una cumbre con ambición de país y han expresado sus compromisos: Consenso y diálogo social: Transición energética; Digitalización; Seguridad jurídica para las inversiones; Continuidad de los ERTE para mantener el tejido productivo;Reindustrialización de España para alcanzar el 20% del PIB, como Alemania; No subir impuestos: Más Europa. Muchos puntos son compartidos por los sindicatos; la discrepancias se centran en la reforma laboral y en una reforma fiscal progresiva. El acercamiento también es patente entre los grupos parlamentarios en el Congreso, lo que es la mejor noticia en meses. Sin unidad es difícil la recuperación.
La política errática del presidente Trump -económica y sanitaria, cambiando las normas por Twitter- ha creado una inseguridad en los mercados y en las relaciones internacionales que obligan a Europa a plantarse como potencia. El reto de Merkel.
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