CinemaScope

Diamantes en bruto: la intensidad como identidad

Los hermanos Safdie abordan en su nueva película un mundo poco original dominado por la codicia y la falta de escrúpulos, pero desde una eficaz puesta en escena

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Necesitas muy pocos minutos de proyección de Diamantes en bruto para intuir cómo va a terminar la película, pero esos minutos iniciales son de una intensidad tan poderosa, y el posterior desarrollo de la historia de un ritmo tan asfixiante como desesperado, que no hay forma de despegarse del asiento y sufrir y despreciar a partes iguales a los principales protagonistas de esta historia contemporánea sobre la codicia, que es casi lo mismo que decir sobre la condición humana.

La narración gira en torno a un joyero sin escrúpulos, endeudado hasta las cejas por su alto tren de vida y por su arriesgada pasión por las apuestas deportivas, con las que va tapando boquetes a medida que va abriendo otros mucho más grandes, al límite siempre de que terminen por abrirle la cabeza. Es, por supuesto, judío, y se desenvuelve con soltura, descaro y engaños entre prestamistas y clientes exclusivos, con los que juega como quien compone las piezas de un puzle en busca del win-win y dar el gran pelotazo de su vida.

A ese joyero, tan hortera y nuevo rico como habilidoso, le da vida Adam Sandler -qué bien le sienta arriesgarse con papeles dramáticos en los que además no suele llevar la primera camiseta que encuentra por casa antes de ir al rodaje-, sensacionalmente rodeado de buenos secundarios, algunos de ellos haciendo de sí mismos, como Kevin Garnett o The Weeknd, y otros estupendos en sus respectivos roles, como Idina Menzel -la voz de Elsa en Frozen-, aquí esposa cornuda y escarmentada, Julia Fox, qué gran descubrimiento, o el veterano Judd Hirsch.

Pero, sin duda, el principal valor del filme, lo que consigue que trascienda por encima de la historia que nos cuentan, reside en la puesta en escena de los hermanos Ben y Joshua Safdie, en su capacidad para dotar de tensión y aceleración muchos momentos de la película en los que se respira la desesperación, la angustia, la derrota y la euforia de los personajes que se van acumulando -literalmente- en distintas secuencias como seña evidente de un estilo tallado plano a plano como los diamantes por los que pierden la vida y la cabeza sus protagonistas.

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