El jardín de Bomarzo

El país que Podemos ser, unidas

Lo único que parece sólido -por decir algo- es el acuerdo que antes no dejaba dormir al socialismo en general y a Sánchez en particular con Unidas Podemos

Publicado: 29/11/2019 ·
13:50
· Actualizado: 29/11/2019 · 13:50
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Bomarzo

Bomarzo y sus míticos monstruos de la famosa ruta italiana de Viterbo en versión andaluza

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Todos están invitados a visitar el jardín de Bomarzo. Ningún lugar mejor para saber lo que se cuece en la política andaluza

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Mientras se negocia la posible investidura de Pedro Sánchez y crece por momentos la incertidumbre de cómo juntar una suma posible a un coste asumible, que a priori se antoja misión imposible, lo único que parece sólido -por decir algo- es el acuerdo que antes no dejaba dormir al socialismo en general y a Sánchez en particular con Unidas Podemos, la formación de Iglesias, Pablo. Y de entrada uno, que es consecuencia de un frikismo político difícil de alcanzar salvo prestando años de interés y plena dedicación, se ha lanzado voraz sobre el texto programático de la formación morada para entender la España que idea Iglesias, Pablo, desde su casoplón de 2.352 metros cuadrados en Guadarrama con bonito jardín. Donde las barbacoas unidas.

Unidas. Vaya por delante un matiz gramatical. Esto de Unidas por aquello, dicen, de que llevamos milenios usando el plural masculino para reconocer a los dos géneros y hora es, aseguran, de cambiar y usar el plural femenino para lo mismo es una muestra de lo superficial, populista y falto de fundamento que tiene su argumentario. La lengua española y su estructura gramatical es tan amplia y rica que nos ofrece innumerables posibilidades y, bien usada, no ofende ni excluye a nadie; de hecho, cuando desde un púlpito alguien diserta y dice "todos" ninguna mujer debería sentirse marginada y/o excluida. La moda actual es, acto seguido y pese a que el masculino plural es para ambos géneros si no existe un término propio en femenino como hombre y mujer, decir "...y todas", lo cual es repetitivo, incorrecto, innecesario. Pero se acepta pulpo si da placer orgásmico a algunos -y algunas-. Como siempre hay un idiota con sombrero ahora llegan algunos, y algunas, en Unidas P y, directamente, dan un paso más y eliminan el masculino para que el femenino impere, lo cual no parece más que otro avance en el fomento de la separación entre sexos -ya en estado de avanzada gestación-. Lo de Unidas, en resumen, es una manera de aislar al hombre, ese ser sospechoso de los males del mundo y fruto de lo cual ha encontrado en parte refugio en el reverso del mal que para esto y otras cuestiones representa Vox.

Y más si el hombre es heterosexualEl País nos regala incluso tribunas de opinión bajo el título La heterosexualidad es peligrosa porque los asesinatos de mujeres se producen dentro de este tipo de relación, lo cual es otra muestra de cómo se van dando pasos hacia Ese país que Podemos ser -frase que encabeza el programa de Iglesias, Pablo-. Por tanto, estamos a muy poco de que alguna formación política con ministerios en su poder proponga la declaración de la homosexualidad como la mejor forma de relacionarse, la más equilibrada, pacífica, mucho más sana -detalles al margen-. 

El primer problema que salta a la vista cuando uno lee el programa de Unidas P es que nunca dice cómo pagará lo que dice -oligarquías y bla bla bla al margen-. Por ejemplo, en su punto ocho habla de recuperar para lo público toda la gestión del agua y hacerlo en una legislatura sin decir cómo financiar el enorme coste, enorme, que eso tiene; Hidralia ha ganado el contencioso a Colau en Barcelona y antes de hacerlo había puesto en el mercado su venta por una cifra superior a los tres mil millones de euros, que ahora subirá porque se garantiza con esta sentencia el abastecimiento de agua en Barcelona hasta 2047. Rescatar todos los contratos de empresas privadas que actúan en España en el sector del agua, pagando además el lucro cesante, podría alcanzar una cifra descomunal, inasumible y menos en una legislatura, contenciosos aparte. 

El trabajo, el esfuerzo y el rendimiento no es precisamente un objetivo para Unidas P, lo cual es muy preocupante en una sociedad tendente al ocio y a trabajar menos y cobrar más. Proponen reducir la jornada laboral a 34 horas, obviamente sin reducción proporcional salarial, lo que supondría un aumento de los costes y una reducción de la producción nacional. Dicen que en España se trabaja más horas que en otros países de nuestro entorno sin que alcancemos a saber de qué entorno hablan porque la jornada laboral en casi todos los países europeos está en 37/40 horas. Y precisamente los países con mayor desarrollo económico y menos paro son los que tienen mayor jornada laboral. Ahí tenemos el caso de Alemania, con un paro del 3,2 por ciento -en España es del 14,2- y su jornada laboral es de 38/40 horas. A todos nos gusta el descanso y el divertimento, pero si no ponemos en valor la cultura del trabajo no hay desarrollo económico posible y en Unidas P sienten alergia, o al menos eso parece, a palabras como productividad o esfuerzo. 

 

En esta misma línea se encuentra otra de sus propuestas, que la diferencia salarial entre el sueldo más bajo y el más alto no supere el 20 por ciento y dicen que las empresas deberán justificarlo ante los Tribunales. De entrada el poder judicial no tiene como función controlar obligaciones de las empresas salvo que haya demanda de por medio. Pero lo más gordo es la política de desmotivación laboral que produciría esta medida porque si un ordenanza cobra 1.000 euros limpios al mes, el director general sólo podría cobrar 1.200. Con esto a nadie le merece la pena gastar tiempo y dinero en formarse y luego asumir fuertes responsabilidades y dolores de cabeza y todos querríamos ser ordenanzas con sus 34 horas semanales, vacaciones, asuntos propios y demás días de asueto pagados por la empresa antes que un director general, obligado, exigido, presionado. Cuando el Estado lo que debe es impulsar medidas para que quienes se formen y produzcan cobren adecuadamente según su rendimiento como única forma de incentivar una cultura del estudio, la formación y el trabajo que levante la economía del país y con ello se cree riqueza, aumente la inversión y se reduzca el paro. Curioso resulta que planteen que harán un plan de choque para que los investigadores no salgan fuera de España, no se sabe con qué medida porque cobrando un sueldo similar al de los operarios se irán fuera muchos más de los que se marchan ahora. Y es de suponer, aunque esto no lo dicen, que por la misma regla de tres senadores, parlamentarios y diputados, con dietas incluidas, percibirán solo un veinte por ciento más que el ujier... 

Un país subsidiado es lo que proponen, donde el mundo de las pensiones aumente no sólo en cuantía sino también en modalidades sin medir el efecto que indefectiblemente esto produce porque somos humanos y si tenemos posibilidad de obtener un ingreso sin que implique un trabajo o un servicio nos apuntaremos raudos a ello. Y todo ello sin contar de dónde piensa sacar el dinero.

Otra medida que se encamina a destruir el mérito y la capacidad es la propuesta respecto a la obligación de la paridad en los organismos oficiales. Con lo fácil que es poner pruebas para obtener el cargo y quien las supere -sea mujer, LGTBI, hombre o canguro- sea quien consiga el puesto -sin más-. Como ocurre con unas oposiciones a las administraciones públicas donde, por cierto, en un alto porcentaje las copan las féminas logrando los mejores resultados y ante ello sólo hay que quitarse el sombrero -sin más-. Pero obtener un cargo por el simple hecho de ser mujer es tan injusto como obtenerlo por el de ser hombre, o por ser LGTBI -no digamos canguro-. Todo es más de lo mismo, encaminar a la sociedad a una cultura donde la formación, el esfuerzo o el rendimiento decaigan ante unos supuestos derechos de igualdad cuando en estos casos no la hay. 

La política redistributiva que supone incrementar los impuestos a los ingresos superiores a 25.000 euros castiga a la clase media de nuestra sociedad, que son aquellas personas con formación universitaria y aquellos pequeños empresarios que se esfuerzan en trabajar y aumentar sus ingresos y viven con lo justo y con tener que tributar solo se conseguirá que la sociedad española se empobrezca. Ese ideal comunista viejo de todo el mundo cobrar un igualitario sueldo bajo y que ya la historia ha demostrado que lleva a un pueblo sin motivación por el trabajo y a una nación pobre en su conjunto. Algo que parecía superado, pero con Unidas P parece que no y a eso se aferra el PSOE de Sánchez, quizás porque no le quede otra, para mantener la Moncloa en sus manos. El tiempo dirá si el precio mereció la pena.

La Luna. El proyecto Artemisa de la Agencia Espacial Europea planifica que el próximo viaje a la Luna lo protagonice una mujer, de hecho en la nave estelar iría junto a un hombre. Cuando lees esto piensas que hay esperanza y que la relación normal y racional entre géneros tiene futuro, Unidos, tal vez en una galaxia muy, muy lejana, allende la Luna, Marte o Saturno.

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