La Comisión Provincial de Patrimonio Histórico (CPPH), dependiente de la Delegación Territorial de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, ha decidido esta semana que sean retirados los pasos elevados del carril que se han instalado dentro del Casco Histórico de Cádiz, así como repintar el propio carril de gris en lugar de verde, debido al impacto visual que supone. La delegada territorial de Cultura y Patrimonio Histórico, Mercedes Colombo, explicaba que no se podía “permitir este impacto visual a una zona como es el Casco Histórico de la ciudad de Cádiz, un Bien de Interés Cultural de la que tenemos la obligación de preservar”.
Sin embargo, este hecho nos hacer reflexionar en torno a otras construcciones de la ciudad relativamente recientes que dudosamente respetan la estética pero que aun así se han llevado a cabo. Ejemplo de ello serían los miradores de Entrecatedrales y Santa Bárbara, el Parador Hotel Atlántico, el Teatro del Títere o viviendas míticas rehabitlitadas como la Casa de Juan Paje y la Casa del Plátano, y otras de nueva construcción como las de la plaza Chano Lobato, las de la calle San Juan o una reciente en la calle de la Torre.
“Este tipo de construcciones no van acordes con la estética de la ciudad, podrían ser consideradas faltas al patrimonio”, nos cuenta Moisés Camacho, presidente de Adip (Asociación para la Difusión e Investigación del Patrimonio Cultural de Cádiz). “Incluso no sólo eso, sino que muchas veces algunos locales cuando colocan sus cartelerías y rótulos también rompen esa unidad. Con unos se es más meticulosos y con otros menos”.
Según Camacho, llama la atención que en algunos casos se permita de algún modo “atentar” contra la unidad estética y en otros no. “Cuando gobernaba Teófila Martínez se permitían construcciones en Cádiz que no eran normales”, señala.
“El carril bici en sí no creo que rompa de manera grave, aunque esoy de acuerdo en la rectificación de los badenes. Pero estas cosas deben pasar por la CPPH antes de llevarse a cabo. Los proyectos tienen que estar previamente asesorados y saber cuáles son las consecuencias antes de hacer una obra, porque posiblemente después ya sea tarde y se haya producido un daño, además de la doble inversión que supone”, apunta el presidente de Adip.
Con respecto a la incorporación de nuevas construcciones en los cascos históricos existe un eterno debate entre arquitectos e historiadores o conservadores del Patrimonio por la integración de las obras del siglo XXI dentro núcleo urbano. “Adip siempre ha pensado que esas obras actuales deberían levantarse fuera del casco histórico, ya que el casco histórico necesita protección y mantenimiento porque quizá sea uno de los valores principales de la ciudad, mantener las casas y las estructuras de los siglos XVIII y XIX”.
¿Doble vara de medir, intencionalidad política o pura y basta burocracia que no atiende a la celeridad de la actual sociedad? Preguntas que, de momento, no se pueden responder pero que molestan al ciudadano de a pie, así como perjudica el propio patrimonio de Cádiz, mucho más allá del color de un sencillo y necesario carril bici.
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