Nuestros ojos ya se han acostumbrado a verlo ahí, flotando sobre la Bahía. Este martes se cumplen cuatro años desde la inauguración del Puente de la Constitución de 1812, una de las infraestructuras más complejas y costosas desarrolladas en la ciudad en los últimos años.
El proyecto, diseñado por el ingeniero Javier Manterola, se ha convertido en un elemento más de la estética de la ciudad. Una vez inaugurado se convirtió en el puente de mayor luz de España con 540 metros.
Considerando los puentes atirantados sería el tercero de mayor luz de Europa, después del puente de Normandía (856 m) y el de Rio-Antirio (tres vanos de 560 m). Durante estos cuatro años lo hemos visto colorearse de verde contra el cáncer de mama, de morado en favor del feminismo e incluso de azul y amarillo para apoyar al equipo de la ciudad.
En cifras, este puente aguanta una intensidad del tráfico del 45%, haciendo más fluido el acceso y la salida de Cádiz, llegando a superar los 9.000 vehículos transitándolo en los meses de verano. Echando la vista atrás, cabe recordar que a finales de 1969 ya se estaba hablando de la necesidad de un tercer acceso a la ciudad.
Después de muchas idas y venidas, e intentos por parte de gobiernos de todos los colores políticos, no fue hasta el 20 de mayo de 2006 cuando la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, presentó el proyecto, firmado por el ingeniero de Caminos Javier Manterola. Aunque como es bien sabido tardó casi diez en años en construirse. Lo cierto es que la ciudad ya no se concibe sin él.
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