‘Kichi, el “pequeño” José Múgica de España, es reelegido alcalde de la roja Cádiz’. Con este sugerente titular informaba sobre las pasadas elecciones municipales celebradas en España el Suramérica Press, diario digital especializado en América Latina.
Describe al alcalde gaditano como “uno de esos políticos que siguen la estela de Julio Anguita (El Califa Rojo), de José Múgica, etc..."Señala en un artículo Javier Cortines que “La izquierda de Podemos se hundió estrepitosamente en las elecciones municipales que se celebraron en España” pero que “en medio de tanto drama, una ciudad andaluza, Cádiz, muy amada por el gran poeta Rafael Alberti, sorprendió a todos con una victoria aplastadora de la izquierda. Fue reelegido alcalde José María González, ‘Kichi’, hombre de probada honestidad y sencillez, que bien podía ser llamado “el pequeño” José Múgica de España”.
Describe al alcalde gaditano como “uno de esos políticos que siguen la estela de Julio Anguita (El Califa Rojo), de José Múgica “Pepe” (ex presidente de Uruguay) y de esos líderes excepcionales que no caen en la tentación de subir en el ascensor social y olvidarse de sus orígenes y sus votantes. Es un hombre -como se decía antes- de palabra”.
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Además el articulista añade que “recuerdo la primera vez que Kichi juró como alcalde (el 13 de junio de 2015) en un salón que olía a naftalina, sudor franquista y sotana angustiada. José María González apartó el crucifijo y, como si hubiera cometido un sacrilegio, los congregados le lanzaron miradas asesinas. En esta España, a veces tan reaccionaria, un acto así despierta inmediatamente a la Santa Inquisición, esa que tiene sed y hambre de hoguera”, para concluir diciendo que “José María González dijo una vez que para él era “un privilegio vivir en un piso de currante del Barrio de la Viña”. Esas declaraciones hubieran pasado desapercibidas si no las hubiera hecho un día después de conocerse que Pablo Iglesias y su compañera y portavoz de Podemos en el Congreso, Irene Montero, habían adquirido un chalé en las afueras de Madrid por 600.000 euros que tenía, entre otras cosas, al lado de la piscina, un bungaló en el jardín para recibir a las visitas”.
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