Cádiz

“A mi padre lo fusilaron”

Comienzan los trabajos de exhumación de los restos de Alfonso López Quera en el cementerio de San José

Publicidad Ai Publicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiAndaluc�a Informaci�n
  • Retrato de Alfonso López Quera.
  • Sus hijos, Miguel y Concepción, con el apoyo de sus nietos, han propiciado los actos

Hay heridas que nunca llegan a cicatrizar, que nunca dejan de doler. Esas que emergen desde lo más profundo de la tierra y sus raíces se expanden y se enredan en el silencio de la memoria. Son como un tallo que se clava dentro del alma para siempre, y sangra de manera incolora a través de los años. Una de esas heridas permanentes, como la de un niño de ocho años al que le arrebatan a su padre de la noche a la mañana.  

Miguel López Lluch tenía ocho años. Su hermana Concepción apenas llegaba a los tres meses. Fue entonces, en agosto del 36, cuando perdieron a su padre. Alfonso López Quera, practicante y masónico, fue asesinado por los fascistas después del golpe de Estado. Aquello marcó de por vida al mayor de sus dos hijos, muy apegado a él, quien sufrió un síndrome post traumático al enterarse de que habían matado a su progenitor. La tristeza le acompañaría desde entonces. Alfonso fue fusilado ante la mirada de su familia. “Tras el fusilamiento, un cura se acercó a su padre y le preguntó si tenía algo que confesar, a lo que él respondió: ‘no, quizás quienes se tengan que confesar sean todos vosotros después de hacer lo que estáis haciendo’”, cuenta Marián, una de sus nietas.  

Hoy comienzan los trabajos de exhumación de los restos de López Quera en el cementerio de San José. Esto ha sido posible gracias al empeño de Miguel y Concepción, con la ayuda de sus hijos que los han apoyado en todo momento. Inmaculada López, hija de Miguel, nos cuenta que todo comenzó hace unos meses cuando vieron a través de los medios de comunicación un informe con la lista de represaliados donde aparecía el nombre de su abuelo. A pesar de llevar toda la vida sabiendo lo qué pasó no fue hasta entonces cuando se pusieron en contacto con la Plataforma de Memoria Histórica. Destacan la importancia de la difusión en los medios y también la llegada al ayuntamiento del actual equipo de Gobierno, que fomenta este tema más que otros partidos. “José Luis Gutiérrez Molina nos inspiró y nos dijo dónde podíamos averiguar más cosas sobre mi abuelo, pedimos información al Centro de Memoria Histórica de Salamanca, desde donde nos enviaron su currículo como masón, y también fuimos al Colegio de Enfermería y obtuvimos el currículo de tesorero. Nos movimos nosotros porque somos más jóvenes, pero realmente esto es cosa de mi padre y de mi tía”, comenta Inmaculada.  

Tanto Miguel como Concepción siempre le transmitieron la historia a sus hijos. “A mi padre lo fusilaron, a mí me lo quitaron, me lo mataron”. Era habitual escucharles decir frases como estas. “Sabíamos que era practicante, masón y un buen hombre. Pertenecía a la logia masónica. Hemos visto los mandamientos masónicos y son muy bonitos, porque predican que tienes que hacer el bien, respetar a los mayores, cuidar de los niños... por lo que creo que si mi abuelo seguía esos mandamientos, y además fue un buen profesional y buen padre de familia, pienso que también sería una buena persona”, comenta Inmaculada.  

Miguel se encuentra muy emocionado ante la idea de recuperar los restos de su padre. “Él piensa que es como un reconocimiento, y para él fue un descubrimiento saber que su padre había sido tesorero, maestro y orador de la logia. Saber que además de un hombre bueno era reconocido y útil para la sociedad en ese momento, ya que vivió y se comprometió con su tiempo tanto con la política como con la religión, con la República, con su trabajo... le hace estar muy emocionado y agradecido”, nos cuenta su hija.  

Con la localización de los restos de Alfonso López Quera esta familia podría cerrar al fin esa herida que se ha mantenido abierta durante décadas. Esta exhumación, según apuntan desde la Plataforma por la Memoria Histórica de Cádiz “tiene un interés añadido”. Y es que “se trata de la segunda que se realiza una vez que se ha comprobado que en varias de las sepulturas que hasta ahora se consideraban vaciadas hace décadas no es así, sino que los represaliados enterrados en los lugares más profundos continúan en ella”. Como resultado se descubre que hasta 37 personas represaliadas podrían seguir estando en sus sepulturas. 

Cuando llegó a Cádiz ingresó en la logia ‘Fermín Salvochea’

Alfonso López Quera nació en Salamanca en 1896 y estudió en la Universidad de Sevilla, donde obtuvo su titulación como practicante en 1917. Llegó a Cádiz en 1925 y al año siguiente ingresó en la logia ‘Fermín Salvochea’ con el nombre simbólico de Nicola, posiblemente en referencia al origen latino del término que significa “Victoria del pueblo” o al nombre del anarquista italo-norteamericano Nicola Sacco. 

Se casó en 1925 y tuvo dos hijos: Miguel y Concepción. Durante los años republicanos perteneció a la logia ‘Luis Maroldo’  integrada en la Gran Logia Española, al igual que la ‘Fermín Salvochea’, de la que fue orador y maestro. Perteneció a la directiva del Colegio Oficial de Practicantes en el que había ingresado en 1930. En febrero de 1936 comenzó a trabajar como practicante en la Beneficencia Municipal.  

Tras el golpe de Estado fue suspendido de empleo y sueldo el 29 de julio y cesado el 5 de agosto. Según la documentación conservada, fue detenido por orden de las autoridades militares sublevadas el 28 de agosto de 1936 por considerarlo izquierdista. Ingresado al día siguiente en la cárcel provincial fue sacado el 30 y asesinado en un lugar que se ignora. Su cadáver fue enterrado al día siguiente en el cementerio de la ciudad. 

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN