En la comparecencia de Susana Díaz Pacheco, presidenta de la Junta de Andalucía, en el Senado se produjeron cosas horribles. Era el inicio de la campaña electoral andaluza del Partido Popular a escala nacional. Es horrendo - por partidista, espurio y absolutamente rechazarle el uso de las instituciones para una finalidad tan poco edificante como buscar la paja en el ojo ajeno teniendo una enorme viga en el propio- llamar a la presidenta andaluza en lugar de a Maria Dolores de Cospedal. Era más actual, de mayor enjundia y de un morbo extraordinario. La investigación de un senador del Grupo Popular, como Javier Arenas , hubiera dado lugar a un careo entre Arenas y Cospedal para no perdérselo. Ir a las cloacas para investigar a los propios compañeros de partido tiene un encanto tan especial que el Grupo Popular del Senado nos ha hurtado el verdadero espectáculo que quería la afición.
El Partido Popular en el Senado está haciendo del Senado una Cámara de rebote. No es la Cámara Alta, heredera o sucesora del decimonónico Estamento de Próceres. La están convirtiendo en una auténtica Cámara baja, y no por su sentido constitucional sino en el sentido moral y político. El próximo episodio será la investigación exhaustiva de la tesis doctoral del presidente del Gobierno. Creo que el parlamentarismo español logrará, por lo bajo de su actuación , su lugar abisal y abismal retórico y político.
Peor que todo eso ,sin embargo, ha sido el uso de los senadores castellanos de un laísmo odioso, anti académico, feísimo,muy poco educativo y rechazado por la Real Academia Española. Cuánta hartura de “la dije”, “la repito”, “la pregunto” y otros fenómenos lingüísticos que consisten en emplear las formas la o las del pronombre personal como objeto indirecto, en lugar de le o les ; se considera incorrecto. Por lo visto hay que ser andaluz o hispanoamericano para hablar correctamente el castellano o español. El Grupo Popular debe darle el despido inmediato a los laístas que menosprecian y deterioran el lenguaje. Esos senadores laístas son peores que los que roban, corrompen y espían a sus compañeros de partido.
El remate fue el referirse al “gracejo” de la presidenta. Enseñaron la patita anti andaluza, no anti presidenta, anti andaluza. Son laístas imperdonables, irreductibles, penosos. Lograron hacerle el favor de campaña a Susana Díaz y al PSOE. Son laístas y lerdos. Son definitivamente estólidos incurables.
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