¿Qué estrategia política se impondrá en estas elecciones andaluzas? La tensionada, por momentos ciertamente arriesgada y casi al límite que el PP ha dejado clara a las primeras de cambio, o la de perfil político hipotenso, pero institucional alto como presidenta de la Junta que está protagonizando la candidata a la reelección. Los populares intentarán llevar al barro la precampaña y campaña, los socialistas no alejarlas de la “moqueta” de la gestión del Gobierno andaluz.
Para erosionar a Susana Díaz, el PP reventará los decibelios de sus megáfonos con los casos de corrupción que pesan sobre ejecutivos de la Junta anteriores a los de la presidenta: los EREs prácticamente amortizados, pero el escandaloso gasto en prostíbulos con las tarjetas de la Faffe, con un impacto todavía incierto. Los populares han planteado esta cita con las urnas como un referéndum por el cambio y contra la “anomalía democrática” que supone que no haya habido alternancia política en 40 años en Andalucía. Buscará secuencias de impacto, como la rueda de prensa a las puertas de un antiguo club de alterne -donde, por cierto, se vio extremadamente incómodo al líder popular Moreno, de talante y formas más moderadas que radicales-, y coqueteará con fakenews como la afirmación de Pablo Casado de que la Junta “ha gastado 1.000 millones de euros de ayudas públicas en cocaína, prostitutas y mariscadas”. Sin querer restar ni un milímetro de gravedad a hechos deplorables, afirmar que se han gastado 1.000 millones en esos excesos es una exageración grotesca.
Ante munición de tan alto calibre -quizás recomendada al PP por el fichaje de su gurú “mexicano”-, el PSOE aún no ha caído en la provocación y repite hasta la saciedad que hablen bien de Andalucía,que respeten a los andaluces y que los partidos hagan propuestas. Sí ha conseguido el PP su objetivo, y excesivamente pronto, con Cs, que no ha resistido ni 48 horas la presión de los populares al vociferar que votar a la formación naranja es votar al PSOE. Su candidato Juan Marín ya ha dicho solemnemente que no hará a Susana Díaz presidenta de nuevo.
Así las cosas, la agenda de los primeros días de precampaña la ha marcado claramente el PP. Veremos si mantiene este tono elevado de campaña que tampoco está claro que le beneficie. También habrá que comprobar como casa el PSOE este biorritmo bajo con el temor de que haya exceso de confianza en sus tropas y su electorado. Salvando las distancias, que son muchas, deberían mirar por el retrovisor a Javier Arenas en 2012 cuando no surtió efecto el perfil relajado por el que apostó.
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