La historia nunca se escribió en femenino. Fue el hombre quien se puso a dos pies, salió a cazar y luchó en las guerras. Dominaron el poder, se convirtieron en reyes de lo tangible y lo impalpable, inventaron las armas y el dinero, aprendieron a escribir y contaron su historia. ¿Dónde estuvo la mujer durante todos esos siglos? ¿De dónde salieron todos esos hombres si no fue de los dolores de una mujer? En el año 1929, Virginia Woolf publicó su artículo Women and Fiction, dónde planteaba la siguiente cuestión: ¿qué es más importante, la mujer que escribe o lo que se escribe sobre las mujeres? Y es que ni siquiera las calles de las ciudades se han escrito con nombre de mujer. En la actualidad, solamente el 7% de las vías tiene nombre femenino.
Ver que ella en aquella época, siendo viuda, sacó adelante a sus hijos, animó a sus compañeras a no dejarse explotar y que teniendo 63 años que se la lleven y la asesinen me hace sentir muy honradaDesde hace unos días se suma al callejero de la capital gaditana el nombre de una mujer que jugó un papel fundamental en la lucha sindical durante las primeras décadas del siglo XIX. Muchos no sabrán quién fue Micaela de Castro ni por qué merece tal reconocimiento. Nació en Cádiz en el año 1873 y, junto a su hermana Ángela, trabajó en la Fábrica de Tabacos donde ambas desarrollaron una ingente acción sindical y asociativa. " Esta actividad se inició en 1918 cuando unas 200 obreras se reunieron, el 16 de junio, en el Centro de Sociedades Obreras, para fundar la Sociedad de Cigarreras. La labor de las hermanas de Castro fue valorada por sus compañeras en la elección de la Junta Directiva, nombrándose a Ángela presidenta y a Micaela vicepresidenta. A partir de ese momento, las cigarreras lucharon por conseguir mejoras laborales y el reconocimiento de su sociedad por parte de la empresa", tal y como relata el historiador Rubén Benítez.
En 1918 estas operarias declararon una huelga de brazos caídos en apoyo a unas compañeras despedidas en Coruña. Al año siguiente, Micaela viajaba a Madrid para intentar solucionar conflictos de la empresa. A su regreso ofreció un mitin para sus compañeras en el Teatro Cómico donde llegó a expresar las siguientes palabras: "Compañeras: todas sabéis que yo tengo tres chiquitines y no cuento más que con el producto de mi trabajo. Sin embargo, estaré en mi puesto, y si me faltara el pan para mis pequeños, yo iré a buscar rancho a los cuarteles, pediré de puerta en puerta para darles de comer, antes de volver al trabajo a ser burlada y despojada de mis derechos".
Según Benítez, "durante la Dictadura de Primo de Rivera las cigarreras aprovecharán para reclamar mejoras económicas y sociales para la clase obrera", pero tras no conseguir lo esperado, Micaela desparece de la vida secretaria hasta la proclamación de la II República. Y lo hace siendo cercana al filo comunista, en un acto donde "aprovechó para pedir que el sufragio femenino, aprobado por la Constitución, entrara en vigor de inmediato". La mujer votó finalmente en 1933, año en el que Micaela de Castro se presentó en la lista del Frente Único Revolucionario. "De esta manera, Micaela se convirtió en la única mujer candidata al Congreso. Su labor en defensa de los trabajadores desplegada durante toda su vida les sirvió a los golpistas para que una mujer con 63 años fuera recluida en la Cárcel de Cádiz, el 4 de septiembre de 1936, y al día siguiente conducida al penal del Puerto de Santa María. Sin embargo, no consta su entrada en la cárcel portuense". De Castro desapareció en el camino, por lo que es muy probable que los fascistas acabaran con su vida. A día de hoy sus restos están en paradero desconocido.
La descendencia
A veces incluso los propios familiares desconocen quiénes fueron sus antepasados. Es el caso de Concha Flores, bisnieta de Micaela. Ella reconoce que no fue hasta hace unos años cuando, a través de un artículo sobre las Tres Rosas de Tabacalera, descubrió quién fue su bisabuela. “Recordé que en mi familia hubo cigarreras así que comencé a leer aquel texto pensando que tenía alguna relación con las 13 Rosas. pero al seguir leyendo vi que nombraban a Micaela de Castro Bedoya. Yo sabía que tenía una bisabuela cigarrera que se llamaba Micaela Castro, y me pareció demasiada coincidencia”, asegura. Tras este descubrimiento, Concha se puso en contacto con el autor del artículo, el doctor en Historia Santiago Moreno, para asegurarse de que se trataba de su familiar. Concha ha viajado desde Asturias, localidad donde reside, para acudir al acto de nomenclatura de la plazuela dedicada a su bisabuela que tuvo lugar el pasado jueves. Además, gracias a las investigaciones de los historiadores gaditanos está consiguiendo completar el puzle poco a poco de lo que significó la figura de Micaela. “También estoy en contacto con Paco Aragón, que está llevando el tema de la fosa de Puerto Real, ya que parece ser que al no haber constancia de fusilamiento ni registro de entrada en el Penal de El Puerto podrían haberla matado por el camino y encontrarse en la fosa. Estamos a la espera de que los trabajos avancen y podamos realizar las pruebas de ADN para confirmar que se encuentra allí”.
La bisnieta de Micaela reconoce que se ha sentido “orgullosa de que en mi familia hubiera alguien, aunque fuera tres generaciones antes, que tuviese mi misma línea de pensamiento. Mi familia siempre ha sido muy tradicional y conservadora, y ver que ella en aquella época, siendo viuda, sacó adelante a sus hijos, animó a sus compañeras a no dejarse explotar y que teniendo 63 años que se la lleven y la asesinen me hace sentir muy honrada. Ahora está ahí ya para siempre y además en la Fábrica, donde tenía que estar”.
Las 3 Rosas
El caso de Micaela de Castro, desafortunadamente, no fue el único de represión en la fábrica. A los pocos días de su detención, las cigarreras Clotilde Cuevo, Antonia Sánchez y Pilar Subiela fueron suspendidas de sueldo y empleo por "difundir rumores alarmistas y noticias manifiestamente tendenciosas". Y por supuesto la historia de las 3 Rosas: Amparo García Cano, Francisca Torres Fernández y Antonia Cabañas Casanas, asesinadas en los alrededores de la Plaza de Toros el 20 de octubre y enterradas al día siguiente. Una de ellas, Paquita, fue depositada en una fosa común. Sus restos aún esperan una sepultura digna.
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