Es la imagen de estos días. En cada esquina de España se están reuniendo miles de pensionistas con la odiada carta que ha enviado la ministra Fátima Báñez anunciando la ridícula subida del 0,25% a los pensionistas españoles. El Partido Popular y el gobierno no han medido bien la doble torpeza de la remisión de esas cartas que son calificadas como provocadoras –vale más el envío postal que la subida que anuncia- y que están siendo rotas a pedazos y luego incendiadas como señal de rechazo a la raquítica subida. El otro gesto espantoso ha sido el nombramiento de la diputada por Málaga Celia Villalobos que, desde su posición de presidenta de la Comisión de Seguimiento y Evaluación de los Acuerdos Pacto de Toledo, cada vez que habla baja el crédito de las pensiones públicas y suben las acciones de las privadas y los fondos.
Los pensionistas lo tienen claro. Su tabla reivindicativa se puede resumir en pocos puntos. Primero, reforma del sistema en profundidad, es decir, no se acepta una subida electoral y circunstancial, porque se aproximen unas elecciones, sino un procedimiento seguro, respaldado por los Presupuestos Generales del Estado. Segundo, que de una vez se realice un debate público sobre el sistema público de pensiones y su sostenibilidad futura, que garantice a los actuales pensionistas pero también a los futuros. Tercero, que la coordinadora estatal de la defensa del sistema público de pensiones esté presente en las mesas de negociación sobre las pensiones, además de los tradicionales en esas reuniones oficiales, UGT y CCOO.
Se ha empezado a considerar normal la expresión en la gente joven diciendo que a ellos ya no les alcanzarán las pensiones. Eso es un disparate. Es un ataque frontal a una de las seguridades del Estado de Bienestar: Educación, Sanidad, Pensiones y Dependencia. Sin estos pilares nuestra sociedad pasará directamente del siglo XXI al siglo XIX. El siglo XX y sus conquistas sociales será un recuerdo de un pasado mejor. Naturalmente es intolerable.
Tener que aguantar sin indignarse las declaraciones del gobernador del Banco de España reprochando a los jubilados haber ahorrado "poco en fondos de pensiones" y recomendando que "sería bueno que la gente no solo invirtiese en vivienda, sino también un poco en activos financieros" es un esfuerzo que la gente no está dispuesta a aguantar. Esa eminencia que vive en la estratosfera se llama Luis María Linde.
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