El “guerrero pintor” ha vaciado un contenedor de una tonelada de pigmento ayudado de una manguera tan “bravía” que parece “la trompa” de un elefante. Ese es uno de los “asientos” que contiene el libro El mar de Barceló, el inventario del proceso que siguió el artista para erigir su cúpula en la ONU.
El texto, escrito por Rodrigo Rey Rosa y aliñado con 150 fotografías de Agustí Torres, saldrá a la venta el próximo 12 de diciembre, cuando ya la Sala XX del Palacio de Naciones de la ONU de Ginebra en la que Miquel Barceló trabajó trece meses y en la que descargó 35.000 kilos de pintura para perfilar su cueva de estalactitas pase a llamarse Sala de Derechos Humanos y Alianza de Civilizaciones.
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