El alcalde de Cádiz, José María González, adelantó que “actuaría igual si se dieran las mismas circunstancias en el Estadio Carranza”, que en la liguilla de ascenso, tras la propuesta de instrucción de un expediente sancionador al mismo de la Comisión de Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte. No obstante, González señaló que “vamos a presentar alegaciones. Evidentemente lo volvería a hacer: pedir calma y saber qué ocurrió realmente”.
El alcalde gaditano “no es la primera vez que como ciudadano” se enfrenta a esto. “En una manifestación del metal, en 2013, nos multó la Subdelegación. Los argumentos son los mismos. Gané, Subdelegación asumió las costas y la denuncia. Pero en 201 yo era un ciudadano eran 300 euros y ahora que soy alcalde 1.500”.
El regidor gaditano criticó “el uso de las administraciones públicas y el control de las administraciones para conseguir los propios fines políticos”. Algo que “me da náuseas. Que desde el PP se usen las administraciones con fines políticos”.
Puntualizó que “no se me ha prohibido el acceso”. Ahora le resulta cuanto menos “curioso” que la notificación “llega a casa después de archivarse la querella del PP con el tema de Loreto”, cuando la Fiscalía había “archivado ese expediente del Estadio”.
Esta reapertura del expediente “me desconcierta y no quiero pensar que sea la operación pataleta del PP, que a golpe de denuncia, de querella y multa intenta ganar cosas que no gana políticamente”. En este sentido acusó al subdelegado del Gobierno en Cádiz, Javier de Torre, que es el mismo que “pierde 300 kilos de cocaína guardada por la Policía Nacional a escasos metros de su despacho, el que extradita de la peor forma a Rodríguez de Castro (ex delegado de la Zona Franca), o el que tiene mucho que decir de Quality Food”.
González añade que le consta “que el día previo a la notificación, entre el funcionariado de la Subdelegación hay revuelo, pero tengo la conciencia muy tranquila”.
El alcalde relató los hechos, en los que insistió que su prioridad era tranquilizar al graderío, que él se encargaba de de mediar con el aficionado cadista. A lo que añadió que “el estadio es municipal, es una responsabilidad mía, la seguridad en el Estadio me ataña”. Avisa que “me tengo que meter porque es mi responsabilidad. ¿Que debería haber estado en el palco fumando puros?, pues a lo mejor. Pero no soy así”.
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