Atraídas por las olas, las hijas del mar entonan su repertorio a los pies de la playa. Enredadas de leyes y democracias, culpan a los que pudiendo decidir y votaron lo mismo. Defensa a ultranza a la cantera y a “la protesta cantada”, a esos “hijos de la herencia”.
Entre agua y agua, la comparsa mixta derrocha juventud que moja la esencia de unas mareas que se “unen el cielo y el mar”.
Prometen amor eterno en un sentimiento, que sin entenderlo, balancean entre cuarteta y cuarteta. Las ganas e ilusión desbordan sobremanera una actuación discreta.
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