Buenas noticias para los afectados de Los Chinchorros -la promoción de viviendas de la capital gaditana que hace una década tendría que haberse entregado a sus propietarios y que, sin embargo, se encuentra paralizada y ni al 50 por ciento de ejecución.
El juzgado de lo Mercantil de Cádiz ha exigido a la empresa encargada de construir las viviendas, Promociones Arrecife 2010, que entregue la información necesaria para elaborar un “plan de viabilidad” para concluir una promoción que debía estar entregada desde 2004. La titular del juzgado, María del Castillo Mendaro, decidió también suspender la junta de acreedores prevista para el próximo 28 de abril, poniendo un plazo de diez días a la empresa para que entregue la documentación técnica y contable, incluyendo los cambios que se han producido en la firma desde el inicio del proyecto, según explican los afectados en un comunicado.
Cristóbal, uno de los afectados, asegura que los permutantes y compradores se encuentran en una “situación crítica” después de “más de doce años de espera” ya que “algunos temen perder los ahorros de toda una vida y otros se han quedado sin un techo bajo el que vivir”.
La situación más límite la sufren aquellos vecinos que cedieron su casa a cambio de una nueva y el pago de una vivienda de alquiler mientras durasen las obras.
Al dejar la promotora de pagar ese alquiler, muchos de ellos, personas mayores y con escasos recursos, se vieron obligados a vivir con sus hijos, fueron desahuciados de las viviendas de alquiler en las que vivían o han fallecido antes de poder ver terminada su casa.
Los afectados quieren elaborar un plan de viabilidad que respete las condiciones que se pactaron en su día para lo que necesitan cierta información técnica y contable que la empresa hasta ahora “se ha negado a proporcionar”.
Esta decisión judicial abre la puerta a que se puedan realizar los “cálculos correspondientes”, acceder a la obra para “peritar y valorar lo que está ejecutado” y recabar la información necesaria para hacer una propuesta distinta a la de la constructora que entienden “claramente especulativa”.
Según Cristóbal, Promociones Arrecife propone “que renuncien a la tercera parte del dinero entregado, un incremento brutal del precio del metro cuadrado y que se le venda la parcela libre que queda por construir” uno de los pocos terrenos urbanizables que queda en el paseo marítimo de la capital.
Su idea es dejar de lado a la constructora y llegar a un acuerdo con la juez y CaixaBank, la entidad financiera que iba a financiar toda la operación urbanística y que es también una de las perjudicadas en todo este proceso, para que la obra se pueda terminar. “La promoción es viable. Con apoyo público y privado, podemos sacarla adelante”, defienden los vecinos, que se resisten a abandonar su sueño.
Cabe recordar que la promoción de Los Chinchorros, situada frente al antiguo cementerio, se componía de 171 viviendas, 78 de ellas de protección oficial y 93 de renta libre y permutas, que tendrían que haberse culminado y entregado hace una década.
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María Fernández Sedeño es una de las principales afectadas con estas operaciones. En su día cedió bastante terreno para la primera fase de la promoción a cambio de una cantidad de dinero. Con el tiempo consiguió obtener una parte en forma de aval, perdiendo parte de la inversión. María también resultó afectada con la segunda fase, ya que compró un apartamento que aún no le ha sido entregado. A lo largo de estos 13 años ha tenido que hacer tres mudanzas.
Carmen Trujillano tiene 87 años. Lleva 11 años esperando las llaves de un apartamento que nunca llega. Se ha tenido que cambiar de casa en varias ocasiones y actualmente vive en el barrio del Mentidero pagando 450 euros por un piso de alquiler, con una pensión de 600: “Estoy malviviendo por culpa de todo esto, cuando podría estar muy bien, con mi piso ya pagado y mi corta pensión”.
Carmen Aguilera dio 60.000 euros por un piso de 2 dormitorios. Esta trabajadora de Tabacaleras, soñaba con que ésta fuera su primera vivienda. Una década después sigue con ese sueño, pero viviendo en casa de su pareja: “Sinceramente, a veces se nos nubla la esperanza, pero hay que seguir luchando por lo que es nuestro. No pedimos nada gratis, sólo que se cumpla lo que pactamos”.
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