No es de extrañar que el ciudadano de a pie mantenga cierto escepticismo cuando le llegan anuncios e informaciones sobre ayudas a emprendedores, a nuevos empresarios, a jóvenes con proyectos e ideas novedosas. Anuncios que parten desde las administraciones públicas e incluso desde entidades bancarias.
Y es que a pocos se les escapa que muchas veces este tipo de anuncios y ayudas tienen trampa, aunque no siempre es así, como veremos en este reportaje. Esta semana hemos querido conocer más a fondo el programa de microcréditos en los que intervienen Diputación y la entidad Microbank (banco social de la Caixa).
“Este programa”, como explica la propia Diputación, “ha permitido la creación de 21 negocios promovidos por emprendedores de la provincia de Cádiz. La inversión acumulada por estas actividades económicas se cifra en 1,7 millones de euros. La mayoría de los emprendedores se incorpora al mercado de trabajo como autónomo. En cuanto a los sectores predominan las firmas dedicadas al comercio, la hostelería y negocios vinculados a nuevas tecnologías de la información”.
Por eso nos hemos acercado a dos de las personas que han podido acceder al programa en Cádiz. Ambas tienen en común estar muy satisfechas con la ayuda recibida, así como con sus proyectos iniciados, al tiempo que instan a las administraciones a llevar a cabo programas similares porque son “fundamentales” para los jóvenes que quieren iniciar una aventura emprendedora.
Centro de Estética
Masajes de cuerpo entero, quiro-masaje, masajes reductores y anticelulíticos, depilación con cera fría y cera tibia, tratamientos faciales, manicura, pedicura, tintes, permanente de pestaña, tinte de cejas, y todo lo relacionado con la estética y la salud es lo que ofrece el
Centro de Estética Marieta.
Este nuevo negocio, en el Barrio de La Laguna, lleva abierto un mes, aunque su dueña, Marieta Pérez, lleva trabajando en el mundo de la estética desde los 19 años. Tal y como relata, “siempre había trabajado por cuenta ajena, tenía mi jefe, tenía mi jefa, hasta que dije que ya no trabajaba para nadie, sólo para mí”, y tras esta decisión se lanzó a la aventura de abrir su propio negocio, precisamente un centro de estética. El sueño se hizo realidad el 17 de mayo.
La ubicación de su centro de estética no le ocupó mucho tiempo porque como explica ella misma, “soy de La Laguna, de toda la vida de dios, además es una buena zona, donde vive mucha gente, y es zona de paso hacia la playa, que está muy cerca, desde Loreto. No quería otra zona, donde la gente conoce a Marieta es aquí”.
La idea de montar este negocio nace de una simple pero acertada reflexión. Cuando trabaja para otros jefes, se dio cuenta “de lo que facturaba yo sola y lo que yo cobraba, me dije que ya no trabajaría para nadie, lo que ganase sería para mí, y así ha sido, además ya tenía la clientela hecha”.
Sin miedo a emprender
A la pregunta si no tuvo un poco de miedo a montar un negocio en plena crisis económica, Marieta lo tiene claro, “miedo para nada, sé exactamente los tiempos que corren, pero a pesar de ello, va muy bien. Es que tengo unos precios bastante más baratos que la competencia”.
Los pasos que siguió Marieta Pérez para culminar su proyecto fueron, “primero fue coger el local, y luego pedí el micro-crédito a la Diputación de Cádiz”. De la existencia de esta ayuda a emprendedores tuvo conocimiento cuando acudió al Edificio Astarté, donde se ubica el Servicio de Recaudación y Gestión Tributaria de la Diputación Provincial de Cádiz.
“Allí me informaron que a través de un convenio con La Caixa estaban ofreciendo micro-créditos para jóvenes empresarios y emprendedores”, señala Marieta Pérez, quien inmediatamente se informó sobre los trámites a seguir, “presenté entonces un proyecto y me lo aprobaron”.
Gracias a esta aprobación de crédito logró nueve mil euros, “que junto al dinero que puse de mi bolsillo, completaron la inversión realizada que ha hecho posible que ahora tenga esta empresa”. Las condiciones de pago del crédito “son superfavorables, tengo cinco años para abonarlo, pero si yo quiero liquidarlo antes, lo puedo hacer. Además tiene un tipo de interés muy bajo”.
Ella tiene claro que “son necesarias más iniciativas de este tipo, son muchas las personas que quieren pero no pueden, que no tienen quien les avale, ni tienen dinero para poder montar un negocio y este tipo de créditos nos viene muy bien”. Marieta Pérez es cotiza actualmente en el régimen de autónomo, pero cuenta con un descuento durante 30 meses de 100 euros al tener menos de 36 años.
Sobre si recomienda a la gente que siga su experiencia, no lanza campanas al vuelo y reconoce que sí, “pero según el negocio que vayan a montar. Yo no me hubiese atrevido a montar otra cosa, pero en estos tiempos tanto los hombres como las mujeres se cuidan. Antiguamente sólo las mujeres se hacían la cera. Y hoy tengo casi más clientes hombres que mujeres”.
Eso sí, “tenía muy claro lo que quería hacer, y lo he montado ahora porque era momento, independientemente de la situación económica actual. No he pensado en nada, me dije que para adelante”.
Sobre cómo va el negocio, se le ilumina la cara y contesta que “muy bien, la verdad, pocas personas pueden decir que en el primer mes logra sacar dinero para pagar todo y además sacarse un sueldo. Yo lo he logrado”.
Ahora mismo ella es la única trabajadora del centro, pero “si la cosa va bien, como tengo un hijo, me plantearía contratar a alguien para las tardes y el sábado, pero ahora mismo tengo que llevarlo yo, sacarlo adelante yo sola y hacerme la clientela”.
Las clientas salen muy contentas, como pudo comprobar este medio, tanto por el precio como por la calidad del servicio recibido.
Recibió el asesoramiento de la Diputación a través de Carmen Ramos. En dos meses desde que presentó el proyecto, logró el crédito.
Escuela de danza
Conozcamos ahora la experiencia de Nuria Weber y su Academia de Danza En Avant está en la calle Escalzos y cumple ahora dos años de vida. Su propietaria y también profesora, Nuria Weber, explica que “desde que me terminé los estudios de ballet no tenía ningún sitio aquí en Cádiz donde tomar clases. Siempre he querido montar una escuela porque la gente que practica ballet, mis compañeras por ejemplo, se tenían que ir fuera de la ciudad porque no había ningún sitio para preparar bailarinas a niveles avanzados y profesionales
Desde hacía tiempo tenía la idea en la cabeza, y desde que terminé mis estudios en el conservatorio y no sabía si hacer un grado superior, que eran otros cuatro años, o abrir ya la empresa. Entonces me encontré con gente del mundo de la salsa y decidimos arriesgarnos y aquí estamos
En la citada academia “hacemos un poquito de todo, desde clases de pilates, yoga, aeróbicos y demás, hasta todo tipo de bailes como salsa, bachata, tango, contemporáneo, ballet clásico, danza del vientre, funky, baile moderno, etc”.
“De los microcréditos nos enteramos por la prensa”, señala Weber, “así que fuimos hasta las dependencias del Instituto de Empleo y Desarrollo Socioeconómico y Tecnológico (IEDT) de la Diputación, y allí nos pusieron en contacto con un técnico, que fue Carmen Ramos, quien nos atendió de maravilla, y ella nos asesoró no sólo en cuanto al programa de créditos, sino para todo el proyecto”. Hablamos de hace unos tres años.
Gracias al convenio con La Caixa, “recibimos un crédito de 25.000 euros, y la verdad es que fue todo muy cómodo, no necesitamos que nos avalara nadie y los tipos de interés eran muy bajos”, señala Weber quien recuerda que “antes de conocer esta ayuda fuimos a otras entidades bancarias para solicitar un préstamo y nadie nos daba crédito si no contábamos con nóminas, avales, ni nada, había gente que ni nos atendió”.
Evidentemente, Nuria Weber reconoce que “sin ese microcrédito no habríamos podido montar esta empresa, y es que el local necesitaba obras porque este tipo de negocio conlleva insonorizar las paredes, unos suelos especiales, las barras, los espejos, no es lo mismo montar una academia de baile que una mercería”.
“Nosotros necesitábamos hacer una obra sí o sí, no era por gusto o para decorar”, añade, “por lo que nos ayudó a remodelar el local”.
Sobre si tuvo algo de miedo iniciar una aventura emprendedora en plena crisis, Nuria Weber reconoce que “la verdad es que sí, todo el mundo nos decía que estábamos loco, cómo íbamos a abrir una empresa ahora que todo el mundo estaba cerrando sus negocios, pero nosotros estábamos tan seguro de lo que queríamos, del proyecto, que hasta realizamos muchos estudios de mercado, al tiempo que teníamos con una clientela fiel que nos conocía de otros trabajos”.
Tres años después, “seguimos abiertos, no estoy endeudada y con eso ya nos va muy bien, sobre todo hoy en día”.
Ayudas muy necesarias
Basándose en su experiencia, opina que “este tipo de ayudas son muy necesarias para apoyar a los jóvenes que quieran iniciar un proyecto empresarial. Y es que escuchamos muchos anuncios de ayudas y apoyo a emprendedores, y realmente ésta es la única que hemos recibido. Después ha sido todo trabas, sobre todo burocráticas. Pienso que sin ayudas los jóvenes no pueden apenas hacer nada, sobre todo si quieren emprender”.
Por la academia, al mes pasan unos doscientos alumnos, “aunque hay meses mejores y otros mejores, pero esa es la media”. La matrícula es de 20 euros al año y luego se paga una mensualidad dependiendo del nivel clases y las horas que se reciban. Y funciona porque son precios muy asequibles aunque “soportamos mucha competencia desleal de asociaciones de vecinos, colegios, etc”.
Pero “nosotros estamos contentos porque a pesar de esa competencia, vienen muchas personas que aprecian la calidad de nuestros monitores y aprecian nuestra labor. Ven la diferencia y la calidad”.
Cuentan con una clientela muy variada, desde niños y niñas que “formamos desde pequeños”, luego cuentan con gente joven y mayor que “vienen por los bailes latinos y para realizar ejercicio”. También llegan clientes con problemas de espalda para practicar yoga y pilates, y está también el grupo de “personas a quienes les encanta el ballet, pero les da vergüenza apuntarse porque tienen más de 40 años y les da cosa. Es un grupo muy bonito porque vienen muy ilusionadas”.
“Mi sueño era poder dedicarme a la danza en cualquiera de sus vertientes”, señala Weber, para añadir que “desde pequeña siempre quise enseñar, quería ser profesora de lo que fuese, me encanta enseñar, y ahora he conseguido juntar mis dos pasiones”.