En unas declaraciones que recogía ayer el diario La Repubblica, Giuseppe Englaro pidió que “se tienda una cortina” alrededor de la cama de su hija.
Giuseppe Englaro aseguró que no volverá a hacer declaraciones hasta que “termine todo”.
La familia Englaro instó ayer a través de su abogado, Vittorio Angiolini, a que “el episodio final de esta tragedia se concluya con el silencio” y anunció que no se emitirán comunicados sobre el estado de la mujer.
SILENCIO Y DISCRECCIÓN
El silencio y la discreción han rodeado la primera noche de Eluana Englaro en la clínica Quiete de Udine, en el noroeste de Italia, donde en los próximos días un equipo de voluntarios procederá a retirar progresivamente la alimentación y la hidratación a la mujer.
Los médicos, enfermeros y responsables de la clínica mantienen un silencio total sobre el caso, respetando la petición de la familia, y agentes de policía vigilan tanto en el exterior del centro médico como en la puerta de la habitación de Eluana Englaro para garantizar su privacidad.
Durante la noche, un grupo de miembros del Partido Radical y de la asociación Luca Coscioni se manifestaron ante la clínica Quiete para pedir al Gobierno que apruebe una ley sobre el testamento vital.
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