Ante unas 150.000 personas que llenaron en una mañana soleada la plaza de San Pedro, el papa pronunció el Mensaje Pascual en el que repasó la situación en el mundo y aseguró que la resurrección de Cristo “no es fruto de una especulación, de una experiencia mística, sino que es un acontecimiento que sobrepasa la historia”. Benedicto XVI subrayó que la resurrección da fuerza y significado a toda esperanza humana, deseos y proyectos, pero que “mientras en el cielo todo es paz y regocijo, aquí, en nuestro mundo, el aleluya pascual contrasta con los lamentos y el clamor que provienen de tantas situaciones dolorosas: miseria, hambre, enfermedades, guerras, violencias”.
Su pensamiento fue hacia las personas que huyen de las guerras y hambre en África y buscan un futuro mejor en Europa y pidió que la solidaridad de todos llegue a los numerosos inmigrantes y refugiados que provienen de diversos países africanos, que “se han viso obligados a dejar sus afectos más entrañables”. Añadió que “los hombres de buena voluntad abran el corazón a la acogida, para que, de manera solidaria y concertada se puedan aliviar las necesidades urgentes de tantos hermanos”. Pidió también que en Libia, la diplomacia y el diálogo “ocupen el lugar de las armas” y que en este conflicto, “se favorezca el acceso a las ayudas humanitarias”
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