Los hallazgos arqueológicos en el solar de Marqués de Cropani, 2, donde Procasa construye una promoción de 28 viviendas de alquiler social dan, como poco, para un ciclo “de tres conferencias”. El alcalde, Bruno García, se ha mostrado entusiasmado con la actuación realizada por Francisco Blanco, arqueólogo de la empresa municipal, dado que los restos descubiertos durante las obras “atestiguan que Cádiz es la ciudad más antigua de occidente y de cuya historia tenemos que sentirnos muy orgullosos”.
Los trabajos se han llevado a cabo entre 18 de marzo y terminó el 28 de mayo, y que no ralentiza las labores de construcción de los inmuebles al formar parte del proceso constructivo, han concluido con la aparición de un tramo de canalización hidráulica romana que, según ha informado detalladamente el Ayuntamiento posteriormente a la rueda de prensa en una nota, estaba ejecutada con una mezcla de mortero de cal, arena y cerámica triturada, lo que se denomina en el mundo romano como Opus Signinum, con base consolidada con cantos rodados de la propia playa cercana, así como piedra caliza troceada en pequeños fragmentos que le daban sujeción, solidez y afianzamiento sobre el propio terreno. La cronología de su construcción, debió de ser entorno a la primera mitad del siglo I d.C. Estaría delimitada por un ancho muro también realizado con cantos rodados y sillarejos de roca ostionera, cuya cimentación se encontraba calzada grandes trozos de tejas y fragmentos de ánforas. El pequeño espacio que unía este con la canaleta estaba formado con una capa compacta de arena arcillosa castaña anaranjada.
La canalización de agua debió de abastecer a todo este sector de necrópolis, a través de ramales, que emanarían, o bien directamente o bien mediante cisternas desde el tramo principal del acueducto, concreta el comunicado, que recuerda que, debido al mal estado de conservación en la que se encontraba, estos restos fueron desmontados con la autorización de la Delegación Provincial de Cultura aunque se han recogido diversas muestras para su posterior estudio.
Además, ha aparecido una una pileta o piscina ritual romana, afectada por un pozo moderno cuya mayor parte se introduce bajo el edificio medianero que está en la avenida Ana de Viya. Se puede intuir que era de forma rectangular, con escalones de acceso a la parte inferior, posiblemente tres o cuatro, y de gran tamaño dado el ancho que presentaba uno de los peldaños, así como la cimentación del muro de las paredes. La fábrica, al igual que la canalización, realizada con mortero de cal, arena y fragmentos de cerámica estaba muy bien enlucida para su permeabilización, de la que se observa perfectamente. Su funcionalidad era la de contener el agua purificadora para el ritual funerario de los cadáveres. Y, por paralelismo con la canalización, su cronología debió ser la misma, es decir, primera mitad del siglo I d.C.
El comunicado indica que el pozo encontrado, se encuentra algo distante del núcleo de enterramientos, como suele ocurrir normalmente en diferentes sectores de las necrópolis. Estaba realizado con cantos rodados de playa, sillarejos y ripios de piedra caliza colocadas en hiladas y sin mortero de sujeción.
La boca de entrada muy estrecha, de aproximadamente 50 centímetros de diámetro, a medida que baja, el diámetro se va agrandando hasta alcanzar 0,90 metros. El relleno de pozo estaba formado por arena muy fina y limpia de coloración castaña clara.
A una profundidad de aproximadamente 1,20 / 1,30 m. aparecía una piedra de grandes dimensiones, quizás colocada intencionadamente. Bajo ella seguía la misma arena fina estéril. La profundidad alcanzada fue hasta la cota prevista en la obra constructiva, aunque el pozo seguía hacia abajo. Por ello, a esa profundidad se paralizó la excavación y se desmontó.
Estos pozos también forman parte de los rituales funerarios, en este caso sin depósito de materiales en su interior, como suele ocurrir. En la parte superior se encontró un fragmento de un kylix o copa ática que marca una cronología del pozo de aproximada hacia el siglo V a.C.
Respecto a los enterramientos, Blanco ha explicado en su comparecencia ante los medios de comunicación que se cuentan una treintena en dos fases distintas del uso de la necrópolis.
Una de ellas es fenicia, con cinco fosas donde se llevaron ejecutaron las incineraciones y una sexta en la que se depositaron los huesos lavados para su purificación tras una incineración efectuada en otro lugar. Este, además, fue cubierto con 4 sillares regulares de piedra caliza, dos de ellos colocados horizontalmente y los otros dos de forma vertical.
El arqueólogo, además, ha remarcado que se trata de enterramientos infantiles junto a los que se depositaron ofrendas de animales, de ovejas o cabras, en cabecera o a los pies, así como lapas, almejas, navajas, burgaillos.
También ha destacado el hallazgo de abundantes restos de fragmentos de cerámicas, ánforas, pithoi, urnas del tipo Cruz del Negro evolucionadas, oinochoes tipo de boca de seta y jarras trilobuladas, con barnices rojos o negros, y trozos de carbón producto de la madera calcinada utilizada para la combustión de los cadáveres.
En cuanto a la fecha, Blanco sostiene que sería aproximadamente de mediados del siglo VII o principios del siglo VI a.C., siempre anteriores al 575 a.C.
Respecto a la necrópolis romana, se han localizado tres fosas, una, perteneciente a un niño de corta edad, que llevaba en el cuello un pequeño colgante que representaba al dios egipcio Bes, protector de los menores, y las otras dos, a mujeres jóvenes de unos veinte y cinco años que presentan, ambas, peculiaridades: el cráneo de una muestra una profusa trepanación, por lo que se baraja que murier por la intervención quirúrgica, y la otra fue depositada bocabajo (decúbito prono), algo poco habitual “por motivos maléficos”.
El resto de incineraciones, detalladas igualmente en la nota, presentaban una mayor variedad. Por un lado, hay fosa simple sin cubrición, bien de tipo primario, ‘in situ’, como secundario con los huesos lavados en fosas más o menos circulares, y fosa simple de tipo primario con protección de cubierta formada por piedras calizas y cantos rodados de playa. En algún caso también un sillar.
Además, se han encontrado urnas de cerámica con tapadera en fosa simple sin protección; de plomo en fosa simple con protección lateral de algunos cantos rodados y piedras calizas; de plomo en interior de cista cuadrada con protección de cubierta de varias hiladas de piedras calizas y cantos rodados; de plomo en interior de una caja cuadrada realizada con ladrillos en dos hiladas de diferentes tamaños y protegidos en la cubierta y en los laterales por piedras calizas pequeñas y cantos rodados; de plomo depositada en el interior de una caja cuadrada realizada con tejas recortadas en la cubierta y laterales, protegida con piedras calizas y cantos rodados; y de plomo en interior de cista cuadrada realizada con sillares de piedra caliza, muy bien recortados y protegida en la parte superior y laterales con un mampuesto de piedra ostionera, cal y arcilla muy bien compactada.
Todas las urnas son de forma globular, tanto la de cerámica como las de plomo. Casi todas correspondientes a enterramientos infantiles y cuyos huesos fueron lavados y la cronología aproximada es de la segunda mitad del siglo I d.C.
Finalmente, han aparecido cuencos y jarras de cerámica común, ungüentarios de vidrio, lucernas, varias monedas de cobre, también objetos personales como cuentas de collar, almejas o moluscos, agujas de hueso para el pelo y un pequeño espejo circular de bronce deformado por la combustión, así como dos centenares de clavos, para que los espíritus no se llevaran los cuerpos.
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