La terapias biológicas que utilizan las células para favorecer la reparación de tejidos y huesos no son solo cosa de famosos, aunque sean conocidas por el tratamiento exitoso que han recibido deportistas como Nadal, Xavi y Puyol, ya que son útiles en multitud de dolencias que sufren el común de los mortales.
Enfermos de artrosis, quienes padezcan fracturas o roturas de tendones y los afectados por úlceras y pie diabético son algunos de los pacientes indicados para recibir una terapia biológica, cuyo precio puede oscilar entre 1.000 y 3.500 euros.
Sólo Cataluña, la Comunidad de Madrid y el País Vasco cuentan con alguna clínica que ofrece estos tratamientos, entre los que destacan los factores de crecimiento, las células madre, la proteína morfogenética, la matriz ósea desminaralizada y otros biomateriales.
Con más de veinte años de experiencia en traumatología, el doctor Vicente Díez Vázquez, director del único Centro de Medicina Avanzada en Reparación Tisular que existe en Madrid y que está ubicado en la Clínica Virgen del Mar, ha desgranado en declaraciones a Efe los entresijos de estos tratamientos tan poco conocidos por la población.
Díez Vázquez ha explicado que se trata de utilizar los propios mecanismos biológicos del cuerpo para reparar los tejidos dañados, es decir, el proceso de cicatrización que conlleva toda lesión.
El especialista ha señalado que el procedimiento más empleado actualmente es la terapia con factores de crecimiento, que se obtienen a partir de la propia sangre del afectado, de la que, una vez centrifugada, se extrae un plasma rico en proteínas que se inyecta en la zona dañada.
En un estado normal, las plaquetas se producen en la médula ósea y se mueven libremente en la sangre en un estado inactivo, pero cuando ocurre una lesión o fractura en el cuerpo, éstas se activan y se transportan hasta el lugar del problema donde liberan proteínas benéficas que son los denominados factores de crecimiento.
Estos provocan la proliferación de fibroblastos o células que ayudan a cicatrizar, aumentan la síntesis de colágeno y ayudan a la formación de nuevos vasos sanguíneos, entre otras acciones. En definitiva, estimulan el proceso de cicatrización.
Por supuesto, según ha precisado Díez Vázquez, el primer paso que se lleva a cabo en estas clínicas es obtener un diagnóstico preciso, con la localización exacta de la dolencia, para determinar después cuál es la terapia adecuada, dado que se trata de una medicina personalizada.
El experto ha relatado que el tratamiento puede requerir de entre una a cuatro sesiones, que duran unos veinte minutos, cada una de ellas cuesta en torno a los 800 euros y se distribuyen en semanas o quincenas.
Aunque los procesos de recuperación de estos problemas suelen ser largos y estas terapias no hacen "milagros", ha confesado el doctor, lo cierto es que siempre agilizan los tiempos, dependiendo de la respuesta de cada paciente, y, además, al inyectarse un material autólogo no hay efectos secundarios, ni toxicidad ni alergias ni rechazos.
De hecho, los factores de crecimiento son una "potente herramienta" de estimulación de la reparación de tejidos para la curación de trastornos osteoarticulares agudos y la disminución de procesos inflamatorios, "mejorando en mucho la calidad de vida de los afectados".
"Sirven para agilizar y estimular el proceso por el que el organismo repara sus tejidos, dando paso a otros de condiciones similares", ha recalcado.
También se están utilizando con buenos resultados en el tratamiento de la enfermedad articular degenerativa por desgaste del cartílago (artrosis), con mejoras significativas en el dolor y la movilidad, si bien está recomendado sobre todo en casos de artrosis dolorosa leve y moderada.
Con esta técnica, según Díez Vázquez, el paciente obtiene mejores resultados y se acelera su recuperación funcional hasta en un 50 por ciento.
El traumatólogo ha indicado que si la Sanidad pública no cubre estas terapias es por una cuestión de costes, aunque sí se utilizan en algunas unidades de quemados de los hospitales del Sistema Nacional de Salud para la regeneración de la piel.