Miedo o traición: dos tesis para explicar lo de Feijóo

Publicado: 16/02/2024
Autor

José Vicente Barcia

Periodista experto en estrategias de comunicación social y política

La asamblea infinita

Posicionamiento social y crítico para defender una democracia real, a partir de informaciones rigurosas

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Su situación actual, una vez que aceptó los enmarcados del ala más extremista del PP, es de auténtica congoja
Feijóo se ha enfangado hasta tal punto en el segundo periodo de la campaña gallega, que lo que parecía que iba a ser un paseo victorioso, puede terminar siendo el fin de su carrera política.

Muchísimo se ha especulado sobre el salto que Feijoo dio de la política gallega a la estatal. Su situación actual, una vez que aceptó los enmarcados del ala más extremista del PP, es de auténtica congoja. Tras las últimas elecciones generales apenas ha logrado sobrevivir, ya que, siendo el líder más votado, ha estado incapacitado para establecer alianzas de gobierno, más allá de los iracundos fascistas de VOX. No es que Feijoo no quisiera establecer mecanismos de superación del escenario catalán, es que los suyos no se lo han permitido.

A partir de ahí, Feijoo se ha ido “ayusando”, aunque los que le conocen bien, dicen que siempre ha sido así: mordaz, faltón, muy derechista y con mala baba. Dedicado como estaba, a anunciar el final de los días, la destrucción de España y la felonía, sin límites, de Pedro Sánchez, ha estallado la noticia de las conversaciones al más alto nivel entre el PP y los de Puigdemont, en las que se contempla la amnistía y los indultos como posibilidad cierta.

Esta información estalla cuando la narrativa impulsada por el PP había sido de tierra quemada con relación a la amnistía. Narrativa que hasta hace unos días había sido el elemento troncal de la campaña gallega. ¿Por qué ha ocurrido esto? ¿Por qué ahora? Dos ideas:

La tesis del miedo. Se trataría de que las conversaciones del PP (y por tanto de Feijoo) con Puigdemont, hubieran tenido más profundidad y conexión de la que el PP pueda admitir públicamente. Y que, ante la eventualidad de una filtración de esas conversaciones, lo que destrozaría la imagen de Feijoo y de su estrategia anti-amnistía, opta, con torpeza extrema, por una estrategia de “voladura controlada”.

La tesis de la traición. Me recuerda Gloria Elizo, como en El Padrino, el primero que te muestra apoyo ante una situación de crisis donde todos son sospechosos, suele ser el verdadero traidor. Ayuso, que lleva comiendo palomitas desde el burladero, tras el fracaso electoral de Feijoo, ha sido una de las voces que con más vehementemente y gesticulación ha mostrado su apoyo al líder popular. Una noticia de este tipo, recordemos que, reflejada en primer término por el aparato mediático de la derecha madrileña, pondría en riesgo la victoria electoral de Galicia, lo que supondría la aniquilación política automática de Feijoo. ¿Y quién saldría beneficiada de esas cenizas? Pues eso.

Claro que existe la posibilidad de que nada de lo anterior sea cierto y que, sencillamente, no haya nadie cuerdo a los mandos. Tratándose de partidos, uno debe considerar que la estulticia no es patrimonio exclusivo de la izquierda a la izquierda del PSOE.

¿Qué puede pasar en Galicia tras todo este ventisquero? Me voy a mojar. Pienso que rescatar a ETA en este último tramo de campaña no le va a funcionar al PP. Considero que, por primera vez en los últimos 15 años, hay posibilidades de cambio electoral cierto en esta tierra. Ana Pontón, líder del BNG, ha demostrado capacidad, resistencia y espíritu de unión. Besteiro desde el PSOE, ha sabido asumir su papel de tercero imprescindible. Atención a Jácome y su populismo conservador desde Orense.

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