La confirmación por parte del delegado del Ejecutivo central en Andalucía, Pedro Fernández, del nombramiento de Blanca Flores como delegada del Gobierno en Cádiz no ha despertado el más mínimo entusiasmo en la agrupación local del PSOE de la capital. De hecho, no hay rastro de felicitación con nombres y apellidos en las redes sociales del partido a la doctora en Filología Hispánica, licenciada en Filosofía y Letras y en Psicopedagogía y funcionaria de carrera desde 1989, conocida en la Casa del Pueblo por tratar de disputar el liderazgo y la candidatura a la Alcaldía a Fran González.
La dirección de la formación gaditana, con José Ramón Ortega a la cabeza, se ha deshecho en elogios a la gestión desarrollada por José Pacheco, que abandona el cargo también con la aprobación representantes públicos del PP e IU, en este último caso pese al episodio de la tanqueta por las calles de Puerto Real y Cádiz durante la huelga del metal. Ortega también se ha apresurado a remarcar que Pacheco participará activamente en la política local porque es presidente del partido en la capital.
En lo que coinciden todas las voces consultadas por INFORMACIÓN es que el hasta ahora subdelegado del Gobierno estaba desahuciado políticamente ante su negativa a la todopoderosa María Jesús Montero a encabezar la lista para optar a la Alcaldía en las pasadas elecciones municipales. Si bien, el argumento no convence porque, de haber accedido a ir de número uno, tendría que haber dimitido de sus responsabilidades igualmente. Admiten que llevar más de un lustro en su puesto jugaba en contra, pero apuntan, en cualquier caso, a una jugada política por parte de Juan Carlos Ruiz Boix, secretario general del PSOE en la provincia.
Efectivamente, Ruiz Boix, conocedor de que la dirección nacional decidió dar relevo relevo, apostó a una única carta por Cristina Saucedo, la que fuera su jefa de Gabinete durante su breve Presidencia en la Diputación de Cádiz. La chiclanera, de toda confianza, encontró, sin embargo, el rechazo de José María Román, el alcalde a quien Saucedo le quiso mover la silla. Román no perdonó la afrenta y acudió a Santos Cerdán para mostrar su negativa. Paralelamente, Rafael Román, pedrista de primera hora, movió sus hilos en Madrid para situar como alternativa a Blanca Flores, elegida pese a despertar inquietud en Cádiz.
El resultado de toda esta operación no contenta a casi nadie, salvo a los Román, que han dado un golpe de mano tras quedar relegados a un segundo plano en el Congreso Provincial que perdió Irene García y aupó a la secretaría general al alcalde de San Roque. La sensación es que todos han quedado heridos: la agrupación local socialista, por un lado; Ruiz Boix, desautorizado por la dirección nacional, por otro. El caso de este último es serio, dado que la oposición interna, con San Fernando como punta de lanza, y Jerez, descontento, es creciente, y sus socios, liderados por Javier Pizarro y Alfonso Moscoso, le imputan la debacle del último ciclo electoral. Pero nadie da por muerto políticamente todavía a Ruiz Boix. La batalla no comenzará antes de septiembre. Hasta entonces, tomarán posiciones y medirán fuerzas.
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