La capital gaditana se sumó este miércoles a la celebración del Día Mundial Sin Tabaco con numerosas iniciativas tanto en el hospital Puerta del Mar como en los centros de salud para visibilizar los efectos nocivos del tabaco y dar a conocer las opciones que tiene a su disposición la ciudadanía para dejar de fumar de manera gratuita desde 2006. El parón del Covid ha pasado factura a estos talleres de intervención, obligando en algunos casos a empezar de cero, de ahí que en las mesas informativas, en las que también se intercambiaba fruta por cigarrillos, como ocurría en los centros de La Paz y Puntales, se haya insistido estos últimos días en dar difusión a estas terapias de desahabituación tabáquica gratuitas. Los registros del Servicio Andaluz de Salud (SAS) en el caso de la provincia de Cádiz apuntan a 1.017 hombres y 782 mujeres fumadoras. No son son las cifras más elevadas de Andalucía, pero tampoco están a la cola, pues solo están por delante Sevilla y Málaga. Las “reales” son mucho más elevadas. De todo esto sabe bien Francisco Gómez, enfermero referente del tabaco en esta provincia, que durante meses hace prácticamente labores de terapeuta y psicología con los usuarios que llegan a sus sesiones a través de las mesas de los administrativos o tras ser derivados en las consultas de sus médicos de cabecera.
ras una toma de contacto para valorar el nivel de adicción, durante al menos unos tres meses -la cifra puede variar según cada caso y el grado de dependencia- les marcará una plan de acción para ir reduciendo progresivamente el consumo “para que no lo pasen mal”, con opción de medicación financiada por Sanidad en los casos en los que el fumador cumpla tres requisitos: fumar más de 10 cigarillos al día, tener un grado de adicción alto y haber tenido un intento de dejarlo el año anterior. A ello habrá que añadir que su estado de salud se lo permita. Si todo va bien, si los usuarios van “motivados”, primero por salud y después por razones económicas, en dos o tres meses dejarán de fumar. A partir de ahí, tras darles el alta provisional se fijarán revisiones a los tres meses, a los seis y al año, y se hará un seguimiento telefónico para prevenir recaídas.
De antemano, este técnico del centro Federico Rubio, en El Puerto, avisa del principal enemigo de los exfumadores: “la fantasía de control” ante la “falsa sensación” de que por una calada no pasará nada. “Es mejor tener la nicotina alejada”, afirma. En cuanto al perfil, acuden más mujeres que hombres y con edades entre 50 y 60 años.
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