Junto a la falta de viviendas, el problema de los aparcamientos por su insuficiente oferta y el déficit de espacio es tradicionalmente uno de los males endémicos de la ciudad de Cádiz. Una problemática que toca de lleno al comercio del centro y que ha vuelto a ponerse de manifiesto por goleada en el diagnóstico previo que la realizado la Universidad de Cádiz (UCA) a la hora de elaborar el Plan Estratégico de Cádiz Centro Comercial Abierto 2023-2025. En este documento “vivo”, que recoge más de cien acciones específicas, los aparcamientos acaparan el raking de obstáculos generales y específicos, encabezando las amenazas detectadas por los investigadores de la UCA en este estudio a partir de sondeos y mesas redondas entre los asociados, en las que también han llegado a participar los propios consumidores. En la propia presentación del plan, que reunió a una amplia representación de instituciones y agentes económicos y sociales, el jefe de la Policía Local, Juan Manuel Padilla, lanzó una propuesta para poner en marcha vehículos lanzaderas al centro de Cádiz con un máximo de cinco paradas para agilizar el transporte público y descongestionar el centro.
En esta línea, el impulso de un sistema de información y bonificación del aparcamiento en tiempo real desde un proyecto Smart Park (aparcamientos inteligentes) junto a una dinamización del transporte público y el desarrollo de una red de parkings de conexión, al que suman la creación de bolsas de aparcamiento disuasorio para ir al centro en transporte público, se presentaron como acciones claves a desarrollar en el próximo trienio. Un objetivo ambicioso para el que la entidad dejó claro que necesita colaboración tanto pública como privada. Aunque el tema de los aparcamientos gana por goleada, en el análisis de los obstáculos específicos (y generales), la carencia de horarios fijos, el bajo nivel de inglés para el trato con el cliente extranjero, la falta de expertos para capitalizar la ayudas públicas señalización de la ciudad, carencia de ocio infantil y juvenil para atraer a las familias y a los clientes o la desaparición de marcas importantes, que en el plan estratégico se idenfifican como debilidades.
A este listado, hay que añadir, como recoge el documento fruto de este análisis en profundidad entre los comerciantes, otra serie de cuestiones, las llamadas amenazas, que van en esa línea también: la mala señalización del circuito comercial, la falta de unificación de la mensajería para la venta online, el cierre de locales y la sucesión de locales vacíos, la carencia de espacio de utilización común entre los negocios, la falta de oferta, los altos precios de alquileres y compras de locales, las grandes plataformas de comercios online y la mejora de la limpieza y el alumbrado. Frente a este listado más pesimista, se apuntan, en un grupo más reducido, eso sí, las fortalezas del sector: la diversidad de los comercios asociados, la fidelidad del cliente, la marca CCCA y la propia ciudad de Cádiz (cultura, diversidad, turismo...).
Frente e ello, se plantea una serie de oportunidades u objetivos a realizar en estos próximos tres años: concienciar sobre la necesidad de consensuar horarios por parte de los comerciantes, creación de una oferta atractiva, aprovechar el buen clima y “sacar el comercio a la calle”, promover locales de uso compartido, mejorar la comunicación de los comercios asociados (por ejemplo repartiendo mapas a los cruceristas), colaboración entre hostelería y comercio, visibilizar la oferta de de eventos culturales promovidos por los comerciantes. Todo un desafío para el comercio del centro, que va a por todas.
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