Cádiz

Okupas en Cádiz: “La gente gritaba: que lo matan, que lo matan, pero nadie entraba”

Vecinos y familiares de Clemente, el propietario agredido por dos okupas en su vivienda tras entrar por el balcón relatan el violento episodio

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  • La Policía ha intervenido un hacha y un cuchillo dentro del domicilio
  • Los dos detenidos, dos hermanos y con antecedentes, van hoy a juicio rápido tras su segunda noche en los calabozos
  • El dueño de la vivienda presenta cortes en los brazos y la cara magullada tras la agresión

Cuando a Soraya le empezaron a llegar vídeos y mensajes por WhatsApp de conocidos lamentando lo que le había ocurrido a su padre, Clemente, llegó a pensar “que me lo habían matado”. “No veas lo que le ha pasado a tu padre, qué pena”, le decían. Ella misma, sin poder ocultar su enfado y visiblemente nerviosa, -aseguraba saber quiénes eran los dos okupas y las dos mujeres que estaban con ellos -lo contaba ayer al mediodía a sus vecinas delante de su bloque, en el número 7 de la avenida de Guadalquivir, en La Paz. Se interesaban por el estado de su progenitor, que, según explicaba un familiar, estaba arreglando “poquito a poco” su casa para su hija. Él vive muy cerca con su mujer y trabaja de noche.

Varias horas antes de que fuera ocupada, a las ocho de la tarde -creen que entraron sobre la una de la madrugada del martes-, había estado allí para recoger la bici para ir a trabajar. Ayer nadie hablaba de otra cosa. Casi era inevitable que al pasar por la zona vecinos y viandantes se detuvieran para comprobar que, efectivamente, la ventana con la persiana rota de la que el propio Clemente, de 59 años, tiró para entrar por el balcón, en una primera planta, mientras forcejeaba con los dos okupas que lo empujaban desde dentro de su casa, como si fuese él el delincuente, era la del vídeo “reenviado muchas veces” la noche antes. Sus propios vecinos le habían proporcionado una escalera, “de la comunidad”, y la sostenían mientras él subía tras haber intentado acceder por su puerta y habérsela encontrado “bloqueada”. Los dos hermanos okupas, J. J. F. G. y F. J. F. G, de 39 y 38 años y con antecedentes, se lo impedían.

En un momento dado, incluso se quedó colgado agarrado a la barandilla, mientras le tiraban botellas de cristal. En la pared por la que trepó para entrar por la terraza, restos de sangre, como la que también se encontró después en el interior del inmueble. Todavía quedaba lo peor una vez que la trifulca continúo a puerta cerrada. Lo consiguió. Estaba dentro. Desde ese momento la espera se hizo eterna y muchos se temieron un trágico desenlace ante los gritos y los golpes que venían del interior. “La gente gritaba que lo va a matar, que lo va a matar, pero nadie entraba. Decían que la Policía tardó en llegar. Fue horroroso. Se hizo eterno”, relataba  su cuñado a VIVA CÁDIZ.  

Segunda noche en calabozos

En una intervención conjunta, Policía Nacional y Local detuvieron a los dos okupas por un delito de ocupación de inmueble y amenazas graves. Pese a trifulca en la casa, donde la Policía intervino un cuchillo y un hacha, contra todo pronóstico su dueño salió del bloque por su propio pie y aplaudido por sus vecinos, aunque con magulladoras en la cara y cortes en los brazos por un arma blanca presuntamente. Ayer por la tarde agentes de la Policía  Nacional acudían a la vivienda precintada a recoger pertenencias de los imputados. Por la mañana, habían estado cogiendo huellas y tomando fotos. Por su parte, los dos detenidos han pasado su segunda noche en los calabozos. Finalmente, está previsto que el juicio rápido se celebre hoy al no haber ayer conformidad por parte de los acusados con la pena privativa de libertad propuesta. 

El sentimiento en el barrio ayer era generalizado. Todos estaban de parte de Clemente, y muchos mayores aseguraban que estos incidentes no eran habituales, al menos en La Paz. "Esto es un barrio humilde y tranquilo donde no pasa nada raro", señalaba Antonia, que la noche antes se levantó de la cama "extrañada" al "sentir mucho barullo" y ver "a tanto coche de policía y ambulancia". Ella vive justo en el bloque de al lado. Otro residente lo tenía claro. "Es su casa, a mí me ocurre y hago lo mismo. La justicia no nos ampara, está para ellos (por los okupas) no para nosotros, que siempre llevamos las de perder". 

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