“¿Se sabe algo del muchacho?”, preguntaba desde la ventana una señora mayor, vecina de la calle San Francisco Javier “de toda la vida” que el pasado lunes cuando volvía a casa “de hacer unos mandaíllos” se encontró con mucho revuelo de policías y ambulancias y vio a un grupo de gente joven “muy mal y llorando” en la acera. “Había mucha sangre, espero que se recupere. Estos muchachos son de Tarifa, los veo pasar por la calle mucho varias veces al día cuando van a las clases, apenas se asomaban a ese balcón, nada más que cuando le daban una voz para que bajaran”.
A diferencia de lo que ocurría el curso pasado con los otros inquilinos. “Eran de fuera y cuando hacía bueno salían a tomar el sol al balcón. Yo salgo poco y desde aquí de la ventana los escucho pasar.. Al propietario de la finca no lo he visto por aquí. Hay que ver que no estamos libres de nada”, se lamenta esta residente. Su casa está a apenas 70 metros de la del joven estudiante de 18 años que permanece ingresado en la UCI del Hospital Puerta del Mar en estado grave, según fuentes de la Delegación territorial de Salud, tras ser intervenido del traumatismo en la cabeza que sufrió debido al fuerte golpe. El chico se cayó desde un segundo piso del balcón de la casa que tiene alquilada con otros compañeros cuando estaba arreglando la persiana. Al apoyarse en la barandilla, esta cedió, según Bomberos debido al avanzado estado de oxidación del herraje en sus cogidas a la fachada.
“La Policía se la llevó ayer”, señalaba esta mujer, a quien le consta que los propietarios de la finca “han estado preparando el piso, pero en cuanto a pintura...”. Ayer los viandantes que conocían el suceso y pasaban por la calle, que está muy cerca del Mercado Central de Abastos, no podían evitar mirar arriba hacia el fatídico balcón precintado junto a otros del mismo piso y que destacaba por ser el único que no tenía las balaustradas.
Frente por frente, una familia de turistas entraba y salía de otro edificio, pero no sabían del todo qué es lo que había ocurrido. “¿Está grave? Nos hemos enterado de algo, pero no sabemos bien qué ha pasado, somos turistas”, indicaban el día después en una vía en la que a media mañana el único ruido que llegaba era de obras de otras fincas cercanas. Todo estaba aparentemente tranquilo pese a lo ocurrido 24 horas antes. Quienes sí estuvieron ayer inspeccionando la finca número 14 por segundo día fueron los técnicos de Urbanismo, en este caso para revisar el estado del resto de cerramientos tras certificar que el que se precipitó el lunes estaba en mal estado. A partir de ahora, “se iniciarán expedientes al respecto”, indican fuentes municipales consultadas por este medio.
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