Así lo aseguró ayer Ileana Bladé, de la Universidad de Barcelona, durante la presentación del Informe Clima en España: pasado, presente y futuro, elaborado por la Red Temática Clivar-España, en un acto presidido por la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera.
El informe sintetiza y evalúa la información sobre los aspectos físicos del cambio climático reciente observado en la Península Ibérica e intenta mejorar la comprensión de los cambios climáticos que afectan y han afectado, para poder anticipar mejor los impactos de futuros cambios en el clima a distintas escalas temporales.
Se trata de un informe elaborado de “abajo a arriba” con el trabajo voluntario de científicos dispuestos a crear una base de datos que lo sustente, ha dicho Blas Valero, del Instituto Pirenaico de Ecología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Las proyecciones regionales en la Península Ibérica para finales del siglo XXI muestran un aumento de las temperaturas de hasta seis grados centígrados, un 50 por ciento menos de precipitaciones en promedio y una tendencia hacia condiciones más áridas en la mayor parte del territorio, según ha puesto de relieve Marcos García, de Puertos del Estado.
El estudio pone de relieve que en el periodo glacial, cuando nuestros antepasados pintaban en las Cuevas de Altamira, se produjeron “cambios abruptos” en la variabilidad, mientras que durante la deglaciación (entre 19.000-11.000 años antes del presente) la retirada de los glaciares fue anterior que en zonas alpinas.
También en el Holoceno (periodo que abarca los últimos 11.700 años) se ha producido una gran variabilidad climática, con importantes alteraciones del balance hídrico peninsular y grandes periodos de aridez.
En los últimos 3.000 años, la variabilidad hidrológica ha sido también “muy intensa” y se han producido cambios que “han tenido un gran impacto en las sociedades medievales y modernas”, según Valero.
En el periodo instrumental (reciente), se observa que la temperatura en España ha aumentado “indudablemente”, a un ritmo de 0,13 grados por década entre 1901 y 2005 y de casi 0,5 grados entre 1975 y 2005.
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