Nacido en Cádiz, Francisco Calero Hueso estaba convencido de que sería Arqueólogo, pero descubrió su pasión por el cine y las series de la niñez podía ser también una profesión. Instalado en Toronto, ha trabajado como artista de efectos especiales en la popular serie Stranger Things y prepara ahora sus propias creaciones como director y productor.
¿Cómo comenzó tu carrera audiovisual?
–Desde pequeño mi juego favorito era escribir historias ilustradas con tramas y personajes sospechosamente muy parecidos a los de las películas. Pero al haber nacido en Cádiz, y como me encantaba la Historia y la Mitología, mi objetivo “lógico” parecía que era hacerme Arqueólogo. En el instituto, un profesor nos enseñó Lenguaje Cinematográfico y descubrí que dedicarse al cine no era una brujería que hacían en un lugar muy lejano llamado Hollywood, sino que podía ser una profesión. Y era casi lo que había estado haciendo solo por placer. Así que estudié la Licenciatura de Comunicación Audiovisual en Sevilla y nunca he vuelto a dudar de mi vocación.
¿Cómo terminaste trabajando en Canadá?
–Viví durante once años en Madrid. Al final de ese periplo, produje junto a mi compañera Bárbara López Sáenz una serie muy ambiciosa con Antena 3: Las Crónicas de Maia. Tuvo cierta repercusión y a punto estuvimos de hacer una segunda temporada que se desarrollaba en Cádiz. Pero era 2012, el culmen de la crisis económica. Así que la decisión fue emigrar antes de dar pasos atras en mi carrera. Yo ya había trabajado en Efectos Visuales antes (como en las primeras producciones de mi admirada Paula Ortiz) y sabía que te permitía mucha movilidad. Así que emigramos a Londres con trabajos esporádicos en Qatar, Malta y Montreal (Canadá), de ahí a Vancouver y, finalmente, fui a Toronto, donde hay una industria audiovisual más fuerte.
Entre todos los proyectos en los que has trabajado se encuentra la serie ‘Strangers Things’, ¿qué supuso para tu trayectoria?
–Habiendo crecido en los 80 y siendo los generos de fantasía y aventuras mis favoritos, desde luego era ya muy fan de la serie cuando llegué a ella. Fue una gozada formar parte de ello. Los creadores (los hemanos Duffer) realmente ponen el corazón en este proyecto. Como ejemplo, fue el único proyecto, después de una decada trabajando en efectos, en que los creadores nos regalaron un poster a cada artista que colaboró en él. Un detalle sencillo pero que te hace sentir más parte del equipo. Y, a pesar de haber trabajado solo en la segunda temporada, tuve la suerte de trabajar en planos tan icónicos que aún salen en los flashbacks de la tercera y de la nueva temporada.
En cuanto a efectos visuales, ¿cómo ves la producción en España?
–Siempre ha habido muy buen nivel teniendo en cuenta los presupuestos. Te puedo decir que los artistas de Efectos Visuales españoles son de los más valorados en la industria internacional. Supongo precisamente porque llegamos a estos grandes estudios acostumbrados a “hacer mágia” con poco dinero y cuando tenemos un presupuesto más alto destacamos. Pero se nota que los presupuestos están subiendo desde la llegada de Netflix y otras plataformas, porque las series tienen ahora unos efectos con una calidad. Me gustaron los de la serie Feria, además de encantarme ver una serie de género con acento andaluz.
¿En qué proyectos te encuentras ahora?
–Después de Stranger Things trabajé en Umbrella Academy, The Boys y Wandavision. Desde la pandemia estoy focalizando principalmente en producir mis propios proyectos. Estoy en plena producción de un Proof of Concept (un corto diseñado para vender un projecto de largometraje a los inversones) de un thriller con la productora canadiense Feather Wing Films. Y, al mismo tiempo, tengo en fase de desarrollo un par de largometrajes. Uno de ellos me hace especial ilusión porque se desarrollaría en Canadá y en Cádiz y Sevilla durante diferentes periodos históricos.
¿Qué es la producción virtual?
–Es el futuro de los efectos visuales. Se hizo popular con la serie The Mandalorian, en la que se usaban pantallas de led de alta resolución en lugar de los típicos fondos verdes donde después se ponen los efectos y las extensiones de decorado. Está aún un poco en fase experimental pero tiene la ventaja de que los actores y todos los elemento reales están más integrados y capturas el fondo virtual directamente en cámara, en lugar de tener que incrustarlos. Para alguien como yo que ha pasado tantísimos años frente del ordenador extrayendo chromas es como el paraíso.
¿Cuál ha sido el proyecto que más te ha gustado?
–Aparte de Stranger Things, disfruté mucho de Guardianes de la Galaxia con Marvel. Pero, curiosamente, es a veces en proyectos más pequeños donde puedes desarrollar más tu creatividad, como en la pelicula Goosebumps (Pesadillas) o la serie Wynonna Earp, en la que fui nominado a los Canadian Screen Awards, que son como los Goya de Canadá.
¿Qué supuso ‘Ninti’?
–Fue un projecto muy especial porque lo rodé en mi tierra y con un equipo que son ya más familia que colaboradores. Fusioné mis pasiones por la mitología y la naturaleza. Hice ese corto con conciencia ecológica. Tuvo una gran acogida en festivales internacionales yupuso el pistoletazo de salida para mi nueva etapa trabajando en mis propias producciones.
Además, lograsteis el galardón de derechos humanos del Festival RAGFF.
–Ese premio me emocionó. Nunca he dado mucha importancia a los festivales porque mi objetivo es llegar al corazón del público con mis historias y personajes, como ocurrió con Las Cronicas de Maia, en la que los fans nos mandaban su propio arte inspirado en la serie y nos escribian suplicandonos por una segunda temporada que no pudo ser. Ese es el premio más importante. Pero que un festival de Nueva York considere que tu trabajo es merecedor de un premio por los derechos humanos, hace que sientas que realmente estas poniendo, a tu manera, un granito para de arena para hacer este mundo un poquito mejor.
¿Con quién te gustaría trabajar?
–Como artista de Efectos Visuales estuve a punto de trabajar para Tim Burton en Miss Peregrin y los Niños Peculiares y para J.A. Bayona en Un Monstruo viene a verme. Me dolió perder esas oportunidades. Pero es en mis próximos proyectos como director/productor en los que me muero de ganas de ponerme.
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