Cádiz

Trabajadores donan un día de sueldo a la familia del fallecido en Navantia Puerto Real

La Coordinadora de Trabajadores del Metal valora la iniciativa de los empleados de PINE y estudia presentarse como acusación particular por el siniestro

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  • El 5 de abril perdió la vida en el trabajo Eduardo Caro, empleado de Siasa para Navantia Puerto Real. -

Un espeso silencio envuelve la muerte en el tajo de Eduardo Caro, trabajador de 62 de la empresa auxiliar Siasa en el astillero de Navantia Puerto Real en la madrugada del pasado 5 de abril, que ha dejado a su familia en situación precaria.

Ante esta situación, la Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM) estudia tomar medidas en el ámbito judicial y ha puesto en marcha una campaña solidaria para, por una parte, aclarar las causas del siniestro mortal, y, por otro, dar amparo a la viuda.

“Queremos recuperar la solidaridad obrera que tenían antiguamente los trabajadores”, explica Manuel Balber, portavoz de CTM, sobre la decisión del comité de empresa de la firma PINE de que sus 210 empleados donen un día de sueldo a la familia. “Nos han llamado compañeros incluso de otros puntos de España para sumarse a la iniciativa”, asegura, satisfecho, por cómo marcha la cuestación. “Conseguiremos una aportación generosa”, se felicita.

Respecto al esclarecimiento de los hechos, CTM cuenta con suficientes elementos como para acudir al juzgado como acusación particular. Balber apunta, entre otras cuestiones, a las condiciones meteorológicas en las que el fallecido tuvo que desarrollar su labor aquella noche, en la que se había decretado alerta amarilla por viento y lluvia, o el tipo de grúa en el que estaba enganchada la canastilla.

“Es víctima de la exigencia de la producción”, sentencia el portavoz de CTM, cuya organización se refiere a Eduardo Caro como “esclavo sin nombre con dos días de antigüedad en su contrato”, pese a su edad. Al respecto, la organización recuerda que “mientras los trabajadores de Navantia se prejubilaban con 52 años, compañeros o números de 60 años de la auxiliar, se acercaban a los tornos a pedir ser elegidos para meterse en un tanque a soldar a pesar de que ya el cuerpo no les daba para más”, y advierte que “Eduardo se tuvo que subir en la canastilla en una noche de perros porque si no, lo haría otro”.

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