Ningún partido político puede sacar pecho por una tierra a la que ni siquiera llevan a la convergencia, ya no europea, tampoco española ni andaluza. Ni en parámetros públicos ni privados, ahí tenemos los últimos datos de la depreciación de la vivienda de Jaén capital, los peores de España. En el mismo saco, los sueldos en Jaén están muy por debajo de la media nacional, como las pensiones y los márgenes de beneficio empresariales. Con datos así, ¿quién quiere establecerse en Jaén? Para los autocomplacientes -que me acusarán de agorero-, sólo les remito a los datos reales, no a los que ellos fabrican para justificar sus conciencias malpagadas, así como a la despoblación, envejecimiento y todo lo que no es fruto del azar, sino consecuencia de décadas de inacción y conformismo. El trueque del maquillaje de colores para lo que pinta simple blanco y negro hay que desenmascararlo. Nadie nos ha llevado a la famosa convergencia europea, ese camino de fin común al que todos los territorios hemos de confluir en tendencias sociales, culturales y económicas. Por supuesto ninguno hace autocrítica, basta ver los resultados de la elecciones donde los dos grandes partidos, desangrados en número de votos, se autopostulan victoriosos con autobombo. La idolatría de siglas les hace arremeter contra los votantes por haber dispersado la papeleta entre otras opciones políticas. Ni más ni menos que ese empeño de culpar al pueblo de todo y sin ninguna cura de humildad. Ellos, los de los sillones, sumidos a sus superiores y un sillón, han sido capaces de aceptar y de favorecer el desmantelamiento ferroviario, la ausencia de la A32, la A81, la A306 y la A316, de no crear un nodo industrial en el parque empresarial Nuevo Jaén. Son cómplices de que sigamos secuestrados por otras regiones ricas a las que se les da, en los PGE, lo que nos quitan a nosotros en sus indignos intercambios de favores. Incumplen con el principio de convergencia europea. Se quedan iguales a pesar de los 58 incumplimientos históricos para con esta ciudad, de todo tipo: casco histórico, Marroquíes Bajos, ciudad sanitaria, circunvalaciones, parque tecnológico, conservatorios, baños del Naranjo, infravivienda y pobreza, Jabalcuz, los cañones, Santo Domingo, enseñanza, cultura, señalización turística en carreteras, patrimonio, institutos, paralización de licencias, zonas deportivas... Entonces, no es que en Jaén estemos pidiendo ser más que nadie. Sólo estamos aburridos de que nos consideren la parte baja de la suela. Existimos y merecemos más. Como mínimo, queremos converger con otros territorios, que es mandato europeo. No es mucho pedir. Feliz año y a por ello.
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