Bella ciudad de luz

Personas, no etiquetas

Las redes sociales han multiplicado expansión de chascarrillos, bulos y todo tipo de noticias. Inabarcable escaparate de libertad de expresión...

Publicado: 01/11/2018 ·
23:36
· Actualizado: 01/11/2018 · 23:36
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Autor

Juanma Camacho

Portavoz de la plataforma ciudadana “Jaén Merece Más” y defensor del casco antiguo y de los intereses de Jaén

Bella ciudad de luz

Un cuaderno jaenero y reivindicativo en defensa de los intereses de los jienenses, su patrimonio y el turismo

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Las redes sociales han multiplicado expansión de chascarrillos, bulos y todo tipo de noticias. Inabarcable escaparate de libertad de expresión, que se ha convertido en un quebradero de cabeza para las clases dirigentes, incapaces de atar lo que antes era norma. Falta tiempo material para seguir watshapp, facebook, twiter y tantas ventanas de información. Llega todo, con errores de bulto, medias verdades, audios y fotomontajes, capaces de acabar con un imperio. Pero lo que vemos escrito lo damos por bueno, sin saber si la fuente es fiable o no, excepción hecha de lo que de por sí goza prestigio. En todo ello legiones de seguidores, posibilidades de compartir y viralizar y, así, el ingenio se ha impuesto y relega a segundo plano noticias importantes, que son en realidad las que debieran importarnos porque modelan nuestro entorno en lo social, en lo económico y en lo moral. Tanto exceso de mensajería termina por hacernos pasar a modo off, con lo cual podemos perdernos lo más interesante y, en el fondo, llegar a estar más desinformados que hace una década. Lo peor de las redes sociales ha sido la perversión que está llevando a estigmatizar a las personas, desde el lado de la virtud al del vicio de catalogarlas por sus comentarios, las páginas que siguen, los 'me gusta' que marcan, etc. Y, lo que es peor, se juzga por los "amigos" que tienen en sus redes sociales. Rebuscar en esos factores para poner etiquetas y sesgos ideológicos me parece una bajeza moral, y la antítesis de la ética.Ya hasta si saludas a quien, ideológicamente, está en tus antípodas de pensamiento, o si le das la razón en algo, pasas a ser tachado de todo. Tremendo que haya quienes no se atrevan a escribir en determinados foros, o a dirigirse a alguien concreto para evitar ser vinculados a algo. Se tergiversan simples comentarios y se termina en una espiral de dimes y diretes sin final posible. Cuando no hay más razonamiento y se sentencia todo sin valorar a la persona, sino una etiqueta que la prejuzga en todo, o por su manera de pensar, seguimos creando la sociedad de reinos de taifas: la del blanco y negro, la del Madrid o el Barca, la de un lado o el otro. Y eso mismo se está llevando al extremo de las redes sociales, con insultos, con argumentos vacíos de contenido y llenos de rencor, con absurdas descalificaciones contra quienes piensan diferente. Al final, en muchas ocasiones se pierde el tiempo entre faltas de respeto y frases vacías que no aportan nada. Se olvida que tratamos con personas, con iguales y, al ver lo anterior, pienso que estamos perdiendo el rumbo. Y que tal vez, lo mejor, sea desconectar de la electrónica y enchufarse al directo de quien tenemos descuidado al lado. Y ahí, a la cara, recuperar nuestra esencia de personas, sin importar ideologías, para dejar de juzgar por etiquetas de saldo.

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