Y de repente estamos aquí de nuevo. Marzo. Trescientos sesenta y cinco días han pasado desde que se decretara el Estado de Alarma en nuestro país. En un abrir y cerrar de ojos volvemos al origen, al punto donde comenzó todo. Pero (....) ¿sigue todo igual? . La respuesta es más que evidente.
Hemos sido golpeados por la mayor crisis de los últimos tiempos. Un virus del que pocos habían escuchado hablar antes ha paralizado el país, el mundo. Nos han azotado física y mentalmente (aunque de esto último no se habla mucho).
Sin embargo, aunque la mayoría pase por alto las secuelas psicológicas éstas seguirán ahí. Y continuarán cuando todo pase. Por ello, es importante escuchar a nuestro cuerpo. Sentir y aceptar nuestras emociones, sean éstas cuales sea en cada momento.
La crisis provocada por el COVID-19 ha traído consigo un aumento significativo de los episodios de estrés, ansiedad y depresión; entre otros. Secuelas que no entienden de edades, sexo o raza. Porque si algo nos ha enseñado la pandemia es que la Salud Mental es tan importante como la Salud Física.
Cada vez son más las consultas que recibimos acerca de esta problemática. Y esto es sólo el comienzo. Por eso, desde aquí hago un llamamiento a todos los lectores: si necesitas ayuda, acude a tu profesional de referencia. No se trata de ser más o menos fuerte. Más bien todo lo contrario. Se trata de hacer un ejercicio de reflexión y escuchar a nuestro propio cuerpo.
Un cuerpo que, en ocasiones, pide a gritos aprender a gestionar determinadas situaciones a través del conocimiento de las herramientas necesarias.
Ahora es el momento de parar. Es el momento de escuchar y escucharte. Y tú, ¿qué necesitas en este momento?
Soy cada vez más un arquitecto de mi mismo. Soy libre de querer y elegir. (Carl Rogers)
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