A ti, concejal, concejala, que por primera vez vas a ostentar un cargo público, y que llegas con toda la ilusión del mundo, te dedicamos con afecto estas líneas, fruto de la experiencia más que de los latines y academias. Ánimo con tu tarea porque es importante. Estás enamorado de tu pueblo, de tu ciudad. Sabes que tiene mucho potencial por desarrollar en calidad de vida, empleo, patrimonio. Tienes ideas nuevas por las que lucharás y te emplearás. Eres consciente de lo mucho que queda por hacer y sientes que has contraído un compromiso con los tuyos. Así es. Al tiempo, experimentas el peso de la púrpura, estás nervioso, quizás temeroso. No te preocupes, eso es buena señal. Vas a vivir una experiencia maravillosa si la desarrollas con prudencia, ilusión, compromiso e inteligencia. Espero que estas líneas que puedan resultar de alguna utilidad, pues tu éxito, será el de todos.
No desprecies lo que hicieron los anteriores equipos de gobierno. La historia de un pueblo y de una ciudad es como un río que nunca cesa. Respeta y valora sus logros, complementa y desarrolla los buenos proyectos que dejaron en marcha y critica sus fallos, que, también los tendrán. Pero no gobiernes mirando por el retrovisor, sino céntrate, en lo posible, por mejorar el presente y cimentar el futuro. Porque vienes a construir futuro y no a centrarte en destruir el legado que te dejaron.
En la dialéctica política, sé asertivo. Defiende con firmeza tus ideas y propuestas, sin atacar personalmente al adversario político. Duro con las ideas, suave con las personas. Observarás como los mediocres, incapaces de argumentar su postura, se limitan a atacar y descalificar. No lo hagas tú.
Lucha porque tu ciudad esté cada día más hermosa, cuide mejor su medio ambiente y a la naturaleza que le rodea, al tiempo que respete su patrimonio histórico, cultural y artístico. Pero procura equilibrar estas prioridades con el fomento de la actividad económica, la inversión productiva, la innovación y el empleo. Si no lo haces, terminarás paralizándola y convirtiéndola en una ciudad decorado, buena para vivir, pero de las que los jóvenes tienen que emigrar.
Que las luchas y sinsabores cotidianos no amarguen tu ilusión. Has venido a hacer cosas grandes por tu ciudad, no te dejes arrastrar por la miopía de los que habitan en la pequeña intriga. Tu misión es mejorar la vida y el futuro de tus ciudadanos, y no la de emplear tus energías en cuestiones internas de partido, facciones y banderías. Tampoco puedes ser inocente porque producir, se producirán, pero no pierdas el norte de tus prioridades. Nunca te conviertas en un gris y resentido engranaje de unos aparatos que deben ser medio, pero nunca fin en sí mismos.
Por supuesto, sé honrado. Extrema el cuidado para que puedas dormir tranquilo. Interventores y secretarios municipales serán tus mejores aliados para garantizar que todo lo que impulses estará dentro de la ley. Consúltales y dale su sitio siempre. Te alegrarás.
Vas a tener notoriedad pública, te saludarán, te invitarán. Pero sigue siendo tú mismo, no levites, mantén la modestia y la prudencia. Tus vecinos premiarán tu coherencia y sencillez. Predica con el ejemplo y te seguirán.
No lo vas a tener fácil en estos tiempos crispados y ponzoñosos. Pero merece la pena el esfuerzo. A pesar de que voces maliciosas criticarán tu decisión, es bueno que sepas que la mayoría nos sentimos orgullosos de quiénes por vez primera tomáis el timón de nuestras ciudades. ¡Mucha suerte!
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