La depuradora de Barbate: No pidamos peras al olmo

Publicado: 21/12/2015
La infraestructura cumple con los niveles de calidad que la legislación actual exige a una instalación de su clase y Aqualia vela por ello
La depuradora de Barbate se construyó a finales de los 90 y entró en funcionamiento en el año 2000. A ella llega toda el agua sucia de Barbate y Zahara de los Atunes, una vez que se ha ido por el retrete y los desagües de lavabos, lavadoras, lavavajillas, etc. En total, alrededor de 5 millones de litros al día en invierno y unos 8 millones de litros al día en verano, cuando la población aumenta mucho por el turismo.

Esta infraestructura está diseñada para realizar una primera fase de depuración, en cumplimiento de la Ley existente en España en la época en la que se construyó. A día de hoy, los parámetros de depuración son más exigentes de lo que lo eran entonces, por lo que lo ideal sería tener una depuradora con dos fases más para que el agua estuviera aún más limpia y además se pudiera después reutilizar para otros fines, como riego de parques y jardines, agricultura, etc. Pero esta obra es muy costosa, por lo que su ejecución depende de la Junta de Andalucía y del Estado.

Aqualia, la empresa responsable de gestionar el Servicio Municipal de Aguas, destaca que el Ayuntamiento está haciendo un gran esfuerzo para conseguir que se construya una nueva depuradora que tenga hasta tres fases de depuración, que sería lo ideal para una población de la importancia de Barbate. En este sentido, Delfín Moreno, Jefe de Servicio de la compañía en el municipio, ha declarado: “creo que todos estamos interesados en que este objetivo se consiga, y debemos aunar esfuerzos por el bien de Barbate y de Zahara de los Atunes”.

A pesar de todo esto, la depuradora de Barbate cumple con los niveles de calidad que la legislación actual exige a una instalación de su clase, y Aqualia vela por ello y porque su funcionamiento sea el más óptimo mientras no se tenga una nueva infraestructura.

El proceso primario de depuración que se realiza en Barbate se puede dividir en cuatro partes:

1º Parte: se le quita al agua los residuos de gran tamaño que llegan flotando en ella, como papeles, hojas, bastoncillos, toallitas, etc. Hay que señalar que muchos de estos residuos son arrojados al wáter la mayoría de los casos creyendo, por desconocimiento, que se disuelven en el agua, cuando no es así. Aqualia indica que estos objetos “son un auténtico problema porque no se disuelven en el agua y llegan enteros, generando atascos que paralizan el proceso”.
Dentro de esta primera parte de limpieza del agua también se quitan la arena y la grasa proveniente de aceites, cremas, jabones, etc. Toda esta suciedad que le quitamos al agua se lleva a unas plantas de tratamiento de residuos especiales para que se reciclen o se neutralicen, y así no dañar al medio ambiente.

2º Parte: se limpia la suciedad disuelta en el agua, que le da ese aspecto turbio de color marrón. Esto se hace añadiéndole unos líquidos que se mezclan en unas piscinas cuadradas mediante unas aspas gigantes. Con ello conseguimos que toda esa suciedad disuelta se vaya concentrando poco a poco, hasta que se crean pequeñas bolitas que al principio son diminutas, y que después se van pegando unas a otras hasta hacerse más grandes.

3º Parte: después de todo lo anterior, tenemos que separar del agua clara las bolitas de suciedad, que ya son más grandes y además van pesando. Para ello, se pasa toda el agua a unas piscinas grandes de forma circular, donde se queda en remanso y las bolitas de suciedad se van al fondo debido a su peso. En este momento el agua ya clara rebosa por la superficie de estas piscinas y es la que va al mar depurada.

4º Parte: la suciedad que se ha ido al fondo de las grandes piscinas redondas se ha convertido en una especie de fango. Para poder eliminarlo se saca con unas bombas y se almacena para que espese. Posteriormente se seca en una máquina especial que funciona igual que la centrifugadora de la lavadora.

Finalmente este fango seco se lleva a una factoría de compostaje, donde se hace abono natural mezclándolo con residuos picados de poda de árboles, hojas que se recogen de las calles, etc, reciclándose el cien por cien del mismo.

Delfín Moreno comenta “la depuración es un proceso medioambientalmente sostenible; la gente no suele saberlo, pero es probable que al final este mismo fango que produce la depuradora acabe reciclado en las macetas de las casas de Barbate”. n

 

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