La escuela, Kafr Qasim, no forma parte de la red de centros de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos
Al menos siete personas murieron y varias resultaron heridas este domingo en un ataque israelí contra una escuela que acogía a gazatíes desplazados en el campamento de refugiados de Shati, cerca de la norteña Ciudad de Gaza, dijeron a EFE fuentes médicas locales.
La escuela, Kafr Qasim, no forma parte de la red de centros de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA).
Según el portavoz de la Defensa Civil gazatí, Mahmud Basal, el centro acoge a cientos de palestinos desplazados.
El Ejército israelí reconoció el ataque, que dijo haber dirigido contra un grupo de milicianos de Hamás que operaban en el complejo.
Como siempre que atacan infraestructura civil en Gaza, las fuerzas israelíes aseguraron haber tomado precauciones para "minimizar" el daño a civiles, y acusó al grupo islamista de "abusar" de este tipo de edificios al utilizarlos como refugio.
El ataque llega apenas 24 horas después de que las fuerzas israelíes bombardearan un complejo escolar en la capital gazatí, matando a 22 personas, entre ellas 13 niños y seis mujeres.
El bombardeo dejó también una treintena de heridos y varias personas desaparecidas entre los escombros, tras el impacto de dos misiles contra un edificio escolar de tres pisos en el barrio de Zeitun.
Israel bombardea habitualmente colegios donde se refugia la población desplazada, alegando que sirven de escondrijo para los milicianos de Hamás. Desde octubre, más de 500 centros educativos han sido atacados en el devastado enclave palestino.
La inmensa mayoría de la población del enclave, casi dos millones de personas, vive desplazada en tiendas de campaña o en colegios abarrotados, sin apenas acceso al agua corriente, la electricidad o productos de higiene.
Desde que comenzó la guerra, 41.391 personas han muerto y 95.760 han resultado heridas en Gaza, según las últimas cifras del Ministerio de Sanidad del enclave, controlado por Hamás, que hoy advirtió de que los generadores de todos los centros médicos de la Franja podrían dejar de funcionar en 10 días por la falta de combustible y de piezas para repararlos.
"Pedimos a todas las instituciones internacionales y humanitarias interesadas que intervengan rápidamente para traer combustible, filtros y partes de repuesto para los generadores", dijo la oficina en un comunicado.