El Cañejo de Barbate, una voz única que sabe a Breña, sal y arena

Publicado: 27/12/2022
La Navidad es un buen momento para hablar con él porque no para de actuar gracias al auge de las zambombas y a su capacidad para “meterle mano a lo que sea"
Por si ustedes no se han dado cuenta aún, el año que viene, en mayo, se celebrarán unas nuevas elecciones municipales. Y por lo tanto, nos vamos a hartar de política y por eso en los últimos números hemos aprovechado este ‘impasse’ para hablar con algunos de los artistas más relevantes de nuestra tierra, váyase que en unos meses no tengamos espacio más que para enumerar promesas y relatar las críticas que se lancen los unos a los otros.

Así, para este número, el más cercano a la Navidad, hemos quedado con uno de los grandes. Con uno de los artistas barbateños más reclamados tanto en la localidad como fuera de ella. Seguramente sea el cantante que más ‘bolos’ y actuaciones realiza durante el año, aunque a él le pueda la humildad y no quiere ni analizar ese dato. 

Su voz rajada pero melódica, es inconfundible por única. Desde que la escuché por primera vez supe, y eso que de cante sé poco, que tenía el don y de hecho es de los pocos cantantes que reconozco a la primera. Ya cante jondo, ya cante flamenco pop, ya cante una saeta… sé que detrás de esas cuerdas vocales está Juan Francisco Rodríguez, El Cañejo… en mi opinión, y en la de muchos, una de las grandes voces de Barbate. Es escucharlo cantar y Barbate se me adentra por cada poro de mi piel.



Su voz, su impresionante voz, es tan inconfundible como el sonido de la lluvia en la Breña,  el perfecto silencio de una tarde de agosto en el Hoyo de la Tota o la brutal sinfonía de las olas embravecidas en un día de Levante en la playa de la Yerbabuena. Su voz en puro Barbate, tanto que pienso que su garganta la moldeó el salitre y el aleteo de los atunes atrapados en el copo de la almadraba.

Además, la Navidad es un buen momento para hablar con él porque en estas fechas no para de actuar gracias al auge de las zambombas y a su capacidad para “meterle mano a lo que sea” gracias a su voz tan particular. De hecho, tal y como nos comenta, tras cuatro años actuando junto a la prestigiosa Zambomba Toma Castaña, que “tiene un montón de bolos y actuaciones repartidos por toda España, desde Madrid, Ceuta, Jaén… este año por cuestiones familiares decidí este año descansar”.

Descansar pero no del todo, porque “me he decantado por El Cañejo por Navidad y la verdad es que tengo la agenda completa… Chiclana, la Venta Vargas, la Peña Flamenca de Barbate, con dobles y tripletes los fines de semana… Por ejemplo, este sábado (por el día 17 de diciembre) un almuerzo en Conil, por la tarde en Malcocinado y por la noche en el Paseo Marítimo de Barbate”.

Parece sencillo, pero no lo es

Tres actuaciones en un mismo día es una bestialidad y supone un enorme esfuerzo. “Sí, la gente lo ve sencillo, como el refrán que dice eso es coser y cantar, pero hay días que llego a mi casa como si hubiera echado un techo de hormigón, reventado… es mucho. Hay que llamar a los músicos, quedar, y luego está meterte en carretera que es muy traicionera porque ya no es como vaya uno, sino el que venga. Vamos que te matas aunque digan iba a cantar, que es lo que le gustaba, pero yo a lo que voy es a trabajar”.

Le explico que estoy ronco y eso que solo canté un gol de la selección de Marruecos, se ríe y me explica que “sí, que luego está cuidarse la voz y eso que yo ya llevo unos ocho o diez años cantando con el diafragma”.

¿Cantar con el diafragma? El Cañejo recuerda que hace ya unos años “en la oficina de la almadraba trabajaba Pepe Aragón y un día me dijo que si quería cantar con el diafragma… que si quería que me enseñase aunque tendría que poner de mi parte. Me dio unas pautas, unos ejercicios, entre ellos cambiar la forma de respirar, al tiempo que me advirtió que no era una cosa de un día para otro pero que con los años me daría cuenta… Me dijo que tardaría uno, dos e incluso tres años, pero que un día llegaría a casa tras un doblete o un triplete de actuaciones vería que no me quedaba ronco y que tendría como agujetas en los abdominales, significaría que ya estoy utilizando el diafragma”.

Y así fue. “Tras practicar y estudiar lo que me dijo, llegó un día en que me di cuenta que lo había conseguido, eso sí tras seis o siete años (risas). Y se lo dije… y ya no me quedo ronco. Es un puntazo y un misterio muy raro (risas). Pero es fundamental para poder mantener la voz”.

En el horizonte se dibuja un nuevo año, dejando atrás 365 días en los que El Cañejo no ha dejado de trabajar, compaginando su profesión como copeador en la almadraba y la de cantaor. Cante y atunes. Flamenco y almadraba. Ambas de profundas raíces familiares, ambas con sabor a Barbate.

“Le meto mano a cuaquier género”

Un año que concluye en el que, según nos comentan otros artistas de la zona, El Cañejo ha sido, quizás, el que más actuaciones ha tenido. “No me gusta decir si soy el que tiene más bolos o el que tiene más trabajo, pero la verdad es que no me falta.  Ha sido un buen año porque el Cañejo no canta solo como el Cañejo… voy como músico a cualquier evento o a colaborar con grupos. Voy a cantar para academias de bailes o para hacer coros… O canto saetas”.



“No es que sea el que más trabaja, es que me llaman para eventos muy distintos. Gracias a dios soy muy flamenco pero le meto mano a cualquier género. Si tengo que cantar saetas, canto saetas. Canto para baile o para hacer coros… Como si tengo que hacer un carnarock (una mezcla de Carnaval y Rock iniciativa de Abraham Sevilla y en el que también participa Ramoni) pues lo hago también”, nos comenta El Cañejo para explicar lo prolífico de su trabajo.

Por ejemplo, como saetero, “canté con la Banda de Música de Sanlúcar de Barrameda. Me escucharon y me dijeron de ir con ellos. He cantado saetas en la Venta Vargas, y ahí me salieron los dos bolos, uno en la recogida del Cristo del Amor en Sanlúcar y también en Puerto Real”.

En la Venta Vargas “estoy como uno de sus cantaores oficiales. Cuanto llaman a un bailaor o una bailaora y no tienen cantaor, pues me llaman. Estoy lo mismo para un roto como un descosido. Y gracias a dios no me ha faltado el trabajo”.

Mirando hacia el año próximo, “lo que pido al mundo, lo que pido para 2023, primero es que no haya guerras. Segundo que se acabe la pandemia y que prevalezca la salud, y tercero que el Cañejo siga trabajando como hasta ahora. Eso es lo que pido”.

Carnaval, Savia Nueva, Zocaire...

Volvemos la vista atrás. Recuerdo que cuando llegué a Barbate, hace ya dos décadas, la primera vez que escuché su voz, fue como vocalista de Zocaire y flipé… como fliparon en la productora Star Music Barcelona cuando escucharon a este grupo que marcó una época, la del cambio de siglo, en el panorama musical gaditano.

Un disco que llevaba la firma del gran Serra, ya fallecido y que en su día llevaba a artistas de la talla como Regina Do Santos, Ana Reverte, Manguara, “y nos cogió a nosotros. Le pedimos músicos y nos trajeron a un par de cubanos, a Alex Acanda, y nos hizo todos los arreglos”.

La grabación se desarrolló entre el 97 y el 98, y el disco salió a finales de 1999.



Le pregunto por sus inicios. “Empecé desde pequeño. Cayetano Lobón, Jesús El Malagueño, el difunto de Mariano Jiménez, David Acereto, Paco Rivas… yo empecé con ellos desde niño, con ocho o nueve años cantando en Carnaval”.

“Dentro de las agrupaciones infantiles conocí a otros compañeros a los que les gustaba el flamenco… yo ya era flamenco porque desde siempre, en casa de mi abuela paterna se vivía el flamenco a todas horas”, recuerda El Cañejo.

Luego, “entre unos amigos nos planteamos formar un grupito para cantar por los chiringuitos. Hablamos de una época en la que Barbate, en cuestión de turismo, estaba por encima de Conil. Aquí se cerraba la calle del río que estaba llena de discotecas y locales en los que se realizaban directos”.

El grupo se llamaba Savia Nueva… “quedábamos después del Paseo Marítimo los de la pandilla de la playa… nos juntábamos todos, tocábamos la guitarra y cantábamos… éramos una pandilla grande…”.

Y recién creado el grupo “empezaron a salirnos los directos. Yo tenía unos doce años. En Los Veteranos hay una foto nuestra cuando actuamos allí. El grupo era un guitarra, un cajón y uno cantando. Hicimos muchos bolos por Barbate, Caños de Meca, Zahara de los Atunes…”.

Paralelamente “empecé a cantar solo y a estudiar el flamenco jondo. A los doce o trece años era el tonto de las gasolineras. Cuando iba con mi padre le pedía que parase en las gasolineras para comprar casetes de Paco Toronjo, Manuel Vallejo, Manuel Torres, Chano Lobato, La Perla de Cádiz, Camarón… y los ponía en un walkman que mi madre me compró por los Reyes. Vamos, el tonto de las gasolineras…”.

“Mi padre me decía, chiquillo, graba una cinta contigo cantando, y yo le contestaba que sí, que iba a cantar por la cara ‘A’ y por la cara ‘B’ iba a pedir perdón”, rememora entre risas El Cañejo.

Entre Carnaval y Savia Nueva siguió cantando hasta cuando a los 15 ó 16 años “me junté con Ramón Heredia. Le hacía la percusión y los coros”. Luego aparecieron los hermanos Cota, Carrura y Ricardo Altamirano, quienes formaron el grupo de Sonikete, antes de Zocaire… Pero qué tiene, que tiene, qué tiene… esto tiene soniquete”, canturrea con cierta melancolía un tema que ya es un himno en la localidad. Y con ellos iba Ramón Heredia, “pero se fue porque le salió otro proyecto y como el Cota quería seguir con el grupo, me lo comentaron por si quería ir con ellos de solista”.

“Grabamos un single, el de Sonikete, y se mandó a Barcelona… y le gustó a la discográfica. Le interesó desde el principio”, eso sí, “a la hora de registrar el nombre de Soniquete ya estaba cogido por otro grupo y lo tuvimos que cambiar por Zocaire”.

Mientras asumía como el papel de solista con Zocaire seguía vivo su vínculo con el Carnaval, ya con agrupaciones de adultos, “cambiando de autores como fueron los compañeros de comparsas juveniles como José Manuel Cardoso y Antonio Reyes ‘Capacha’, quienes decidieron asumir la dirección en adultos. Estuve con ellos seis años pero decidí dejarlo para centrarme en mi carrera flamenca”.

Vuela en solitario con dos discos

Desde entonces ha grabado varios singles, dos discos propios, ha viajado prácticamente por medio mundo, ha recorrido la geografía española, ha realizado giras con grandes artistas como el pianista Manolo Carrasco y el Ballet Nacional, ha actuado con el gran violinista Ara Malikian (quien se quedó asombrado al ver cómo alcanzaba los tonos… “A lo Mónica Naranjo, me dijo, jajajajaaja”), con José Merced, Rancapino, El Arrebato…

Y a pesar de que su voz es reconocible, única, particular, a pesar de que El Cañejo no se parece a nadie… su capacidad, su flexibilidad para meterle mano a cualquier género musical y hacerlo con maestría, le ha llevado a adentrarse en el mundo de la Semana Santa con las saetas o en el universo de las zambombas navideñas, con lo que su agenda siempre está al completo. Canta para atrás y para adelante… “Cantar para el baile es cantar para atrás porque los bailaores son los que están al frente. Cuando haces un recital con un guitarrista, es cantar para adelante”, nos explica.

En cuanto a sus referentes, la respuesta es rápida: “son los cantaores de Cádiz… aunque de chico también escuchaba a El Paquiro. También a Camarón, aunque no soy muy camaronero, me ha encantado, lo he estudiado… aún así soy más de Manolo Vargas, de la Paquera de Jerez, de la Niña de los Peinas, de su hermano Tomás Pavón… He sido más de ellos”.

Años en los que se ha convertido un habitual en uno de esos templos del flamenco como es la Venta de Vargas…. “cantar ahí es todo un honor, allí hay fotos que son historia del flamenco. Es un templo de Camarón. Está su guitarra, su camisa, trajes… Estar ahí metido, donde también han actuado grandes como Manolo Caracol o Lola Flores, pues es algo muy grande”.



El Cañejo cuenta en su haber con dos disco en solitario,  ‘La luz que me guía’, el primero, y este verano grabé mi segundo disco, ‘Amanece’,  una obra cargada de flamenco, baladas, y que “es más comercial que el primero”.

Un segundo disco del que está “muy contento, me encanta. Tengo un tanguillo a Barbate y a sus playas que me encanta. Y ahora he grabado un single con Diego Gallego y Samuel Tosso, ‘Vengo del son”, de la mano de Fods Records y que ya se puede escuchar en sus plataforma digiteles”.

Es decir, cantar, cantar y cantar… “Ese es mi día a día y ahora disfrutar de las zambomba”. Lo dice El Cañejo, con su voz única, repleta de compás y quejido, capaz de entonar lo mismo un cante jondo, que una melodía más fusionada con los nuevos ritmos. Una voz capaz de rompernos el alma con una saeta o atraparnos el corazón con una copla carnavalera… El Cañejo, una voz pura como Barbate, el pueblo que “siempre llevo por bandera, vaya a donde vaya, actúe donde actúe”. Una voz que es Breña, que es Atlántico… una voz que es arena y sal… una voz que te enreda y te atrapa cual atún en el laberinto de nuestras almadrabas.

 

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