Atando Cabos

Más o menos miedo

Cuánto más poder se tiene más medios radicales se ponen en marcha para defenderlo. Más crudamente se protegen del miedo.

Publicado: 04/11/2020 ·
09:40
· Actualizado: 04/11/2020 · 09:40
  • Dos migrantes celebran haber llegado a tierra. -
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente jubilada, integrante del Aula Atenea del Ateneo de Jerez y de varios clubes de lectura

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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Cuando era pequeño mi hijo era un peligro, no le daban miedo las alturas y era capaz de subirse a cualquier lado. Una vez me propuso cruzar Torre Alhaquime de tejado en tejado. Ahora que es un joven ha conocido el vértigo, nunca volverá a ser el mismo. Ese mismo proceso lo sufrí yo de pequeña, me burlaba de mi padre por tener miedo de los precipicios y ya de adulta fui incapaz de cruzar el puente colgante que une el parador con Cuenca. ¿Tenemos más que perder? ¿Es ese el motivo por el que nos atenaza el miedo?

En los tiempos que corren es normal tener miedo, las cifras de muertes y contagios asustan, claro que no todos sentimos el miedo por igual. De otra forma no tendríamos las concentraciones de jóvenes sin mascarillas. Un día cuando estaba en el instituto el profesor de Ética nos preguntó si teníamos miedo a morirnos, ante su sorpresa la mayoría no. Menos experiencia de vida, menos miedo a morir.

También tienen más miedo los que más tienen ya sea dinero o poder, para qué si no los guardaespaldas.

Cuánto más poder más miedo. Stalin con sus puertas blindadas, que se cerraban cada vez que entraba en una habitación, llegó a sufrir una verdadera psicosis. Aquí en España, las cárceles y la pena de muerte no parecieron solución suficiente para frenar el miedo a los anarquistas y decidieron aplicar ampliamente la Ley de Fugas. Consistía en disparar a un detenido cuando era trasladado de una cárcel a otra. Claro que en estos casos el traslado no era tal, era un subterfugio para poner en la calle al preso, hacerse los distraídos y cuándo el pobre intentaba huir, pegarle dos tiros por la espalda.

Nuestro dictador jerezano, Miguel Primo de Rivera, digo nuestro no sólo porque era de Jerez sino porque le tenemos una estatua en la Plaza del Arenal, decía respecto a la aplicación de la Ley de Fugas: “comprendo que el instinto de defensa busque medios extralegales… Una redada, un traslado, un intento de fuga y unos tiros comenzarán a resolver el problema.” Hay mucha gente que recordará grandes empresas llevadas a cabo por iniciativa de Primo, pero esta forma de defenderse de los contrarios a la dictadura viene a demostrarnos que cuánto más poder se tiene más medios radicales se ponen en marcha para defenderlo. Más crudamente se protegen del miedo.

Por el contrario, los que se montan en una lancha hinchable para cruzar el Estrecho, son capaces de enfrentarse al miedo porque poco tienen que perder, sólo la vida.

 

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