Atando Cabos

La violencia sí tiene género

Las mujeres militantes de Vox se unen a sus compañeros varones para negar la desigualdad de derechos

Publicado: 26/11/2019 ·
22:56
· Actualizado: 26/11/2019 · 22:56
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente jubilada, integrante del Aula Atenea del Ateneo de Jerez y de varios clubes de lectura

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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La violencia sí tiene género, es mi respuesta y la de la víctima de ayer al cartel que Vox ha colocado en el ayuntamiento de Cervera de los Montes, Toledo. Saltándose al alcalde, el edil de este partido lo colocó en el balcón. Lo suyo es el negacionismo, lo nuestro no dar ni un paso atrás. Miles de mujeres y hombres, tomaron las calles este lunes contra la violencia machista. No sólo tenemos que luchar porque las víctimas paren de aumentar, ahora además contra la involución. Se andan resucitando fantasmas del estilo de Pilar Franco. Habrá salido al encuentro del de su hermano, al sacarlo del Valle. Viene de nuevo a colocar a las mujeres bajo el pie del marido. Herederas suyas, las mujeres militantes de Vox se unen a sus compañeros varones para negar la desigualdad de derechos y que la violencia tiene un origen machista, de manera que meten en el mismo saco la violencia de género y cualquier otra forma de violencia. Piensan que mezclándola con todas las demás, dejará de ser visible. Quieren acabar con ella por omisión.

Para conseguir sus objetivos no sólo lo defienden en sus mítines, sino que se dedican a reventar actos. Tenemos muchos ejemplos de tales prácticas. En Madrid, por ejemplo, en uno institucional del ayuntamiento, Nadia Otmani, activista y víctima tuvo que gritarles: “respeten a las muertas. Con la violencia de género no se hace política”.

Ellos que reivindican que los asesinados por el régimen anterior se queden en las cunetas, desean que las víctimas de género lo hagan en el anonimato. Quieren meterlas en una fosa común donde se las deje de distinguir.

Las mujeres que los han votado son un claro ejemplo de cuán cortos son los pasos del sistema educativo de este país y cuán larga la sombra del franquismo. La educación en las familias sigue perpetuando el machismo en muchos hogares. No podemos explicar de otra manera la violencia sexual contra las mujeres, porque los autores de las violaciones en grupo tienen padres. Cuánto falta para llegar a lo que dice Mary Pipher: “los jóvenes tienen que ser socializados de forma tal que la idea de violar a alguien les resulte tan impensable como el canibalismo”.

Pero, para desgracia de nuestra sociedad, el camino se nos presenta largo y angosto. Nuestra esperanza son las mujeres y hombres jóvenes que marchan juntos en las movilizaciones. Sólo ellos podrán quitar tanta piedra del camino.

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