Pasillos oscuros

Publicado: 04/09/2019
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente jubilada, integrante del Aula Atenea del Ateneo de Jerez y de varios clubes de lectura

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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Si de pronto anunciaran que se aproximan grandes catástrofes en todo el mundo, las reacciones serían diversas
En la vida hay momentos de luz, como el nacimiento de un bebé. Pero pueden oscurecerse, igual que cuando un día de sol desemboca en una tormenta. En esos momentos no se entiende nada. Habíamos ido preparados para pasarlo bien. Tardamos en reaccionar, porque hemos entrado en un pasillo oscuro, empujados por la enfermedad o la muerte.

Si de pronto anunciaran que se aproximan grandes catástrofes en todo el mundo,  las reacciones serían diversas. Desde quienes se quedarían en casa y atrancarían las puertas y ventanas, y los que saldrían pitando. Los que huirían, lo harían de diferentes maneras. Unos echarían a correr tal cual, otros querrían llevarse sus tesoros, los más prácticos prepararían bolsas con ropa y comida. A medida que el proceso se alargara en el tiempo, encontraríamos en las zonas de huida puestos de ropa y comida. Muy útiles para los irreflexivos que se fueron con lo puesto, pero, al mismo tiempo, una oportunidad de negocio para los que se creen que el problema no les afecta.

Pronto se harían grupos, se levantarían campamentos. Aparecerían la mezquina ruindad de ocultar lo que se tiene junto al maravilloso valor de la solidaridad. A medida quefueran alcanzados por la desgracia muchos perderían las fuerzas y se quedarían rezagados. El ejército intentaría controlar la desbandada, el pillaje. Obligaría a la gente a ir por canales seguros, puede que algunos los rodearan y pusieran en duda sus intenciones, eso siempre pasa, ya saben el porqué.

El grupo de los que siguen adelante, siguiendo sus instintos, se reduciría, abandonarían la ropa de invierno que compraron, llegarían al próximo horizonte sin nada, porque llegar es su único objetivo. Los que disfrutan los lugares seguros, donde aún no ha llegado la desgracia, los verán avanzar con suspicacia, levantarán muros, ya se habrá corrido la voz de que no hay sitio para todos ni tampoco víveres. No importa que los que lleguen sean la punta del iceberg, que la mayoría hayan quedado en el camino. No están dispuestos a hacerles sitio.

Este cuento puede ser un sueño que tuve o una realidad que plagié. Un pasillo oscuro como el que atraviesan los padres de la bebé recién nacida que está enfermita. O como parece el de la gran deportista Blanca Ochoa. El mundo está lleno de días de sol que se transforman en noches.

 

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