Están los que anhelan los mecheros en los conciertos, yo no era de esas, hasta ahora. Padecer los estridentes pantallazos de los móviles, me hace echar de menos los encendedores. Ese ansia por grabarlo todo que impide vivir nada.
Subiendo a la Giralda, en cada una de las vueltas de la torre, el vandalismo dejaba huellas tan absurdas como “Pepe estuvo aquí”. En un ansia de eternidad que acababa inmortalizando a miles de personas, tantas como Pepes son. Ahora nos hacemos una foto sosteniendo la Torre de Pisa, como si fuéramos originales y se la mandamos a todos los grupos de WhatsApp y a los amigos de Facebook, viniendo a decir lo mismo: he estado aquí.
Y es que es emocionante estar en lugares emblemáticos, aunque sea quince minutos que es lo que nos permite el tour. Algunos artistas antiguos también dejaban inscripciones de haber morado en algún sitio o de haber cumplido condena en una cárcel. Nos resultan conmovedoras, las de “Pepe estuvo aquí” no, esas son pura barbarie.
Además de emular comportamientos de personajes insignes y de querer pasar como ellos a la inmortalidad, las fotos también salvan de vivir. Te pasas dos semanas con la entrada del festival en el bolsillo y cuando llega en vez de disfrutarlo lo grabas. No sólo tú, podía ser algo único, también todos los amigos que van contigo. En todas las copias se verá igual de mal, porque hay muy poca luz y no lleváis trípode.
Cámaras y cámaras por todas partes, ya hay un profesional grabando el video de la boda, la chapuza que estamos haciendo la borraremos en dos semanas. Todos colocados para salir bien en la foto todo el tiempo, posando continuamente, preparados siempre. Así es imposible darnos cuenta de que no estamos disfrutando, qué susto, si me he gastado trescientos euros en esto. Sí pero ya estoy en lo próximo, en la película que veré el miércoles y en la cena del fin de semana. Voy a echar un vistazo por el objetivo a ver si pillo a alguien famoso, nunca se sabe con una fiesta en la playa, estaría guay que me dejaran hacerme un selfi con ellos. Puedo ponerlo en un marco, junto al del día que conocí a Messi, se ve con total nitidez, subiendo al autobús a mi lado.
Va a resultar que echamos de menos ser reporteros, que es nuestra profesión soñada en segundo lugar. La primera es la de modelos, todo el día como Julio Iglesias, mostrando el lado bueno.
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