Atando Cabos

Hedor

Ahora quieren que pensemos que la miseria en España está erradicada

Publicado: 06/03/2019 ·
09:36
· Actualizado: 06/03/2019 · 09:36
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente jubilada, integrante del Aula Atenea del Ateneo de Jerez y de varios clubes de lectura

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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Cuando vemos fotos de matanzas, de escasez, de enfermedad en la tele o en los periódicos nos falta un elemento esencial que hace que se pierda la mitad del sentido: el hedor. El olor de la miseria produce urgencia, movilización, conexión con esa realidad. Recuerdo, cuando era pequeña, que pasaba por una casa de vecinos. Era un corralón largo con ventanas al fondo y a los lados. En el centro, un pasillo lleno de puertas a habitaciones individuales done vivían familias enteras. Por la mañana temprano se abría la puerta de la calle y entonces, la miseria salía hacia fuera. Las madres peinaban a sus hijos en la puerta de la calle, a la luz del día. Ni siquiera estoy segura de que dispusiera de luz eléctrica.

Los que pasábamos por allí nunca olvidaremos a qué huele la miseria. De esto han pasado más de cuarenta años. Fue por entonces que empezaron a quitar las casas de lata de Jerez y a construir las primeras viviendas sociales.

En las escuelas se sabía que la alimentación era deficitaria y se repartía una botellita de leche por la mañana y otra por la tarde.

Ahora quieren que pensemos que la miseria en España está erradicada. Pero en la página sesenta y tres de un periódico nacional podemos leer como la Unión Europea tira de las orejas a España por los niveles de pobreza. Yo la consideraría noticia de primera página, pero se esconde entre las últimas. ¿Qué pensamos?¿Que el trabajo en precario, los sueldos bajos, los contratos temporales daban para comer churrascos de retinto? Si hasta los comedores a los que acuden los hijos de estos trabajadores están siendo inspeccionados porque la comida es incomible.

La mala comida y el absentismo escolar es el olor de la nueva pobreza para los niños. En sus casas no hay nadie para levantarlos para ir a clase. Sus padres no están allí a esa hora porque están trabajando.También están las personas desmoralizadas que han perdido toda esperanza de ser empleados nunca y ni siquiera se levantan temprano para sus hijos. Luego viene una dejadez generalizada por conservar un hogar en condiciones de habitabilidad y un descontrol sobre los hijos que viven a su aire. En esos hogares no hay horarios de comida y se come cualquier cosa a cualquier hora.

Otro colectivo especialmente afectado son las personas mayores, algunas no pueden realizar más que una comida al día y viven con sueldos que impiden la subsistencia.

Por desgracia, España sigue oliendo a pobreza en el siglo XXI.

 

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