He escrito más veces sobre los sillones de tratamiento, sobre su incomodidad y su falta de higiene. Quién los inventó no creería verse jamás en uno de ellos. Las personas mayores se resbalan hacia abajo y sus espaldas se pegan a la tapicería. Para ellos es una tortura pasar horas y horas allí sentadas. Pues le damos una vuelta de tuerca más y les quitamos las camas de tratamiento. Eso han hecho en el hospital de Puerto Real. Esas camas donde se permanecía en observación o en espera de una en planta han sido suprimidas. Se han retirado diez camas de este servicio. Ahora los pacientes tendrán que permanecer más horas en los sillones, incluso días, esperando ser ingresados.
Cuánto ahorrará la Junta de Andalucía con medidas como éstas y qué silencio guardan los perjudicados. Nos dejamos recortar los servicios sanitarios sin emitir una sola queja que vaya más allá del desahogo oral en momentos concretos. No se ponen reclamaciones y en las protestas de Marea Blanca, como la del miércoles 9 de octubre en la puerta del hospital universitario de Puerto Real sólo encontraremos sanitarios. La gente que entra y sale se les quedará mirando como si fuera cosa que le incumbe sólo a ellos porque se ha reducido personal de enfermería y técnicos sanitarios. Cuando llamen al timbre y tarden una hora en venir porque están muy ocupados teniendo que tratar a una gran cantidad de enfermos, que recuerden que en las manifestaciones, que es donde que hay que estar, no estuvieron. Y que no le formen un pollo a la persona que le atiende por tardar, estaba cuidando a otra persona, es que el personal sanitario se está reduciendo en vez de aumentarse para cubrir tantas necesidades.
Hemos pasado de ser un sistema sanitario modelo a uno que hace aguas por todas partes. Se reducen las urgencias que es a donde nos han obligado a recurrir porque no podemos ver a nuestros médicos de familia. Aumentan las listas de espera para una consulta externa, olvídate de la Unidad del dolor, a esa sólo se llega tras años de estar derivado. Las operaciones para cuando se pueda, sin prisas.
Es tan fácil que cada vez que no somos atendidos adecuadamente pongamos una queja para que quede constancia de la atención deficiente que recibimos que no entiendo por qué no se hace más. La Junta no puede pensar que somos corderos y que nos dejamos llevar, mientras no para de recortar en salud.
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