El proceso electoral de Estados Unidos es de interés general, tanto es así que a veces nos gustaría participar también en esas elecciones que van a tener tanta repercusión a nivel global.
Al candidato extremista, Trump, le acaban de colocar enfrente a una hija de emigrantes, padre jamaicano y madre india, además mujer y negra. Cosa que no sólo le dará munición al candidato republicano. Kamala tendrá que luchar también contra los machistas y los racistas de su propio partido.
La anterior vicepresidenta de Biden, llega tarde a la carrera presidencial. El señor Trump, le lleva ventaja pero los contribuyentes demócratas han reaccionado con entusiasmo a su postulación y a la retirada de Biden. Ha conseguido también los avales necesarios.
Sería un gran hito histórico que una mujer llegue a presidenta de los norteamericanos, un sueño cumplido para las mujeres de todo el mundo. Un empujón a la causa feminista. Tan importante como que llegáramos a ver a una mujer sacerdote en la Iglesia católica.
Kamala ha tenido una brillante carrera como fiscal que también es un cargo electo en Estados Unidos. Después fue senadora y por último candidata a la presidencia, opción que desestimó para ser vicepresidenta de Biden. Ahora parece haber llegado su momento.
Cómo vicepresidenta se ha mantenido en un discreto segundo plano que le resulta muy conveniente para distanciarse de la política de Biden sobre todo con la causa palestina. Los jóvenes universitarios norteamericanos están muy implicados en este tema y verían bien un cambio de rumbo. También lo esperamos aquí después de la decepción que ha sido la actuación de Biden como presidente demócrata que no se ha distinguido mucho de lo que haría uno republicano.
La posición internacional sobre Sudáfrica acabó con el apartheid. Ahora esperaríamos una similar respecto a Israel, a la que no se ha vetado en los Juegos Olímpicos.
Mucha suerte para Kamala Harris y un viraje hacia la causa palestina.