El gran escapista Houdini, se pasó los últimos años de su vida persiguiendo médiums para desenmascararlos. Pienso que en el fondo lo hacía, debido a la frustración que sentía de no poder comunicarse con su mujer muerta.
Es difícil superar la pérdida de un ser querido y fácil caer en engañabobos que quieren devolverlo a tu vida.
Está sucediendo con la Inteligencia Artificial, hay gente que ya no se va de forma definitiva, deja un epílogo de sí mism@s. Está tecnología hace que sus descendientes sigan recibiendo noticias suyas para que no se sientan tan solos. Claro que ante situaciones no previstas la I.A. tiene que inventar y la cosa se va desvirtuando, debido a que los seres queridos quieren interactuar con sucesos nuevos que no conoció la persona fallecida.
Otro gran inconveniente son los spams que te mandan desde la cuenta de tu abuela, a la que te pones a la hora de cenar para que te acompañe. Resulta que no te guía en la receta sino que te manda pedir comida a un restaurante.
La inmortalidad se ha perseguido en todas las épocas de la historia y siempre ha tenido un olor rancio parecido al de la momia del gran Ramsés II. Aunque ahora suene super moderno por tratarse de nueva tecnología como la Inteligencia Artificial.
Intentar superar una muerte simulando que no ha ocurrido porque un ordenador contiene el espíritu del fallecid@ no creo que ayude a un niño más que su propia familia y un buen o buena psicólog@.
Todo lo demás no va a llevar sino a la frustración de Houdini o a la locura por el engaño mental que conlleva y que no hace superar la pérdida de forma sana.
También están los que más allá de preocuparse por los que quedan, es que no quieren irse y quieren prolongar su existencia de esa cara y falsa forma.
Es triste darse cuenta de que después de tantos años de historia seguimos planteando tan mal la muerte. Algo que debería tratarse desde la infancia para que pudiéramos aceptarla con naturalidad y sin traumas.